Este artículo el cual habla de la resistencia de los pueblos frente a la dominación, es de gran interés para quienes comienzan a estudiar los aspectos de la oposición creada por los oprimidos, desde su lógica de cultura, su diferenciacion frente al poder dominante y los espacios de poder propio. A mi modo de pensar, el estudio de la resitencia pude ser contextualizado en cualquier época, empezando que los hsitoriadores pueden interpretar los hechos de los hombres desde la perspectiva actual, pero sin dejar de lado los aspectos culturales propios de cada tiempo. Sin embargo la resistencia, es un eje transversal en la historia, cuando hay hay relaciones economicas y de dominación. Por ello, es importante el analisis de este articulo de la profesora Catherine Heau Lambert, quien analiza desde su perspectiva dos libros claves, México profundo de Guillermo Bofil Batalla y Los dominados y el arte de la resistencia de James Scott.
Hay
una nueva perspectiva tanto de la microhistoria como de la antropología en
explicar la vida cotidiana de los pueblos dominados. Así, estudiar las
relaciones de poder antes y después de una revolución y plantearse la
problemática de la resistencia desde abajo. Heau parte explicando el concepto
de resistencia, en primer lugar desde una perspectiva polemológica o del
estudio científico de la guerra como fenómeno social, entendida como una acción
militar frente a una invasión, para luego ampliarla como los eventos violentos
de una comunidad frente a la agresión en algún momento de la historia. Pero en
los años ’80, la resistencia se estudia desde la cotidianeidad, como la
“infrapolítica” o el “arsenal de los pobres” (p56)
Dentro
de su artículo, Catherine Heau realiza una reflexión sobre el concepto de
resistencia en Bonfil en su obra México Profundo y en Scott en su libro Weapon
of de Waek. Donde se investiga las
tácticas y las estrategias de resistencia en situaciones de
dominación cotidiana, ya que de ello depende su supervivencia. Es probable
según la autora, que tales apreciaciones provienen de Michel Foucault cuya obra
Historia de la sexualidad, donde
cita “donde hay poder hay resistencia”, pero agrega que esta visión resistencia es estructural, según el
principio de Arquímides, en el cual todo
cuerpo sumergido en un fluido experimenta un empuje hacia arriba igual al peso del
fluido que desaloja. Se apoya en Gramsci, quien señala que el primer nivel de
la oposición de las culturas populares a la cultura oficial es por lo general “implícita,
mecánica y objetiva”
Ambos
autores no se cuestionan el origen de la resistencia, pero si el desenlace, ya
que para Scott “la acumulación de resistencias constituye un gran arrecife
donde puede encallar la nave del Estado”, ya que la práctica del poder
provoca la contrapartida de los dominados, sin la aglutinación de alguna
institución política; en cambio para Bonfil la resistencia es organizada
políticamente permitiendo la creación de algo nuevo. (p.57)
Scott,
sigue el concepto de dignidad de Barrington Moore, cuyas relaciones
economicas y de poder son cruciales. Bonfil reflexiona a partir del control
sobre su propia cultura, y que va más allá de las clases sociales dando la
posibilidad de dar el enfrentamiento de una cultura dominante (imaginario) y la
resistente o dominada (profundo ).
Así, se tranzan en sectores desiguales en lo económico, pero también en la
etnicidad. El concepto de dignidad para Scott, es el respeto a las personas y a
las tradiciones, lo que para Bonfil es el control de los recursos, organización
social y del sistema simbólico. Scott advierte que la estructura de la dignidad
es un campo no apreciado en la explotación material. Cita la autora que para
ambos eruditos, “los caminos de la resistencia forman una intrincada red de
estrategias que ocupan un amplio espacio en la cultura y en la vida cotidiana
de los pueblos”.
Bonfil
demuestra en sus estudios que la opresión no es sólo económica, sino que
también es cultural en gran manera, que en otras palabras se habla de “civilatoria”,
pero el mundo local proyecta otra configuración cultural. (p.58).
En
comparación con Scott, el estudio de las culturas subalternas enfatiza las
formas cotidianas de resistencia. Bonfil la expone como una acción comunitaria
traducida como un actor social. Mientra Scott, los ubica entre los individuos
que compartes espacios ocultos de sociabilidad.
Catherine
Heau, comienza el comentario de la obra de Scott, Los dominados y el arte de la resistencia. Discursos Ocultos (2000),
en donde se realiza un análisis ideológico-discursivo de la resistencia en el
amplio sentido que las prácticas culturales deben ser leídos como “textos”. De
esta manera, Scott se enfoca en las prácticas “discursivas” (bajo la influencia
del giro lingüístico). Para comprender, Catherine da a entender, que el giro
lingüístico es una escuela de análisis social, en la cual el discurso
representa y construye realidades, y no se explica a partir de grandes paradigmas, sino que toda
práctica es un texto, que debe ser interrogado en sí mismo y como parte de un
sistema de significación. Así, cada
“lectura” depende del autor que lo decodifica e interpreta según la cultura de
su grupo. Autores importantes con respecto a ello, es Hayden White y Clifford
Geertz. Pero se pone en claro, que la interpretación individual o colectiva,
corre el riesgo de dejar de lado lo “material” y lo “institucional” y de caer
en el hiper-relativismo. (p.59)
Así,
Scott enfatiza las prácticas discursivas, apoyándose en E.P. Thompson con su
obra la formación de la clase obrera inglesa para mostrar que las prácticas
discursivas pueden decantar en prácticas políticas. E.P. Thompson, ubica
claramente la política en las condiciones materiales de vida
cuya expresión será el discurso de la resistencia, no al revés, cosa en que cae
Scott, quien oscila entre lo ideológico discursivo y lo material.
Para
la autora, se puede ubicar en un mismo contexto el México Profundo de
Bonfil como el Weapons of the Peak de Scott, ya que ambas plantean la
misma problemática de la resistencia de los oprimidos en la larga duración,
mediante tácticas y estrategias cotidianas de supervivencia, que resultan en el
fondo, rechazos e impugnaciones en las relaciones de poder. (p.60). Bonfil
explica la resistencia en las practicas culturales que son las condiciones
materiales de vida cotidiana. La existencia de esto es un desafío para la
cultura occidental. La persistencia es resistencia. El control sobre los recursos, organización
social, sus conocimientos, sistema simbólico y obviamente sus discursos.
Heau
Labert, explica en Scott que cuando la dominación en la coerción pone en riesgo
la supervivencia existen mecanismos para impedir la apropiación material de su trabajo,
la llamada infrapolítica de los desvalidos, pero de forma paralela hay
elementos culturales que preservan en la
dignidad del oprimido. (p.61) Por ello, Scott elabora el discurso oculto que
expresa las maneras en que se vive la opresión. Los discursos ocultos fraguan
las armas de los débiles. Precisamente, en la obra Los dominados y el arte
de la resistencia, se adentra en la construcción lingüística de la
resistencia, y el discurso se convierte en el arma del dominado. Lo interesante
es la crítica de Heau para los conceptos de hegemonía, falsa conciencia e
ideología los cuales y como son
utilizados por Scott. La hegemonía lo entiende únicamente como
aceptación inconciente de la ideología dominante por parte de los dominados
(p.62), una especie de naturalización en las relaciones de poder. Los conceptos
analizados provienen del teórico Antonio Gramsci, quien explica que la ideología
es una realidad objetiva y operante. Por ello, la ideología dominante no es una
droga, que adormece las masas, sino que igual permite la reacción crítica, la
protesta y la rebelión. Justamente, es históricamente orgánica, generan
conciencia y lucha. De hecho, Gramsci no destaca la “falsa conciencia” como
creada desde la ideología, sino mas bien
por su eficacia histórica y política y su fuerza cuasimaterial que es la
solidez del conocimiento popular. (p.63)
La
hegemonía, según Gramsci, parte desde la etimología, significa:
conducir, guiar, estar al mando. Así, en primer lugar, el grupo social
dominante, genera coerción o bien dirección intelectual o moral, también el
grupo social es dominante sobre sus adversarios pero es rector frente a sus
aliados. Y puede ser rector antes de la toma del poder. Por lo tanto, hegemonía
es la capacidad de conducir, de
conquistar alianzas y es la base social al Estado. Orienta la acción política,
de parte de una elite critica, y por ello existe la necesidad de romper con el
conformismo. Para Heau Lambert, no respeta el trabajo epistemológico esencial, el
donde y cuando, (p.64) ya que los estudios de Scott se basan en regimenes
autoritarios, donde la dominación se evidencia claramente en la coerción, un
control social basado en al represión, pero la hegemonía se usa en
los regímenes donde existe la persuasión
y el consenso. Por ello, según Heau, es totalmente anacrónico y equivocado
hablar de hegemonía en los gobiernos antes del periodo
burgués-democrático. Deja claro, que un esclavo rechaza su situación, que
su discurso no puede cambiar las formas de dominación impuestas, pero puede
crear conciencia y organizar espacios de sociabilidad liberativa y esperar la
coyuntura que le sea favorable.
Dentro
de los espacios de sociabilidad o de la infrapolitica, los defectos para los
dominantes, se convierten en virtud para los dominantes, el estigma se
convierte en virtud en el ámbito político (p.65). Para finalmente terminar con
la transformación del discurso oculto en un discurso publico. De esta manera,
Scott explica el consentimiento y al sumisión, no en las bases gramscianas,
desechando toda aglutinación, sino mas bien dentro del ámbito del discurso
oculto, fuera de escena, lejos de la mirada dominante, pero que se puede
transformar en discurso publico cuando las condiciones son favorables,
generando confrontación y rebelión abierta (p.66).
Scott
desmenuza los pequeños hilos de la resistencia en la cotidianeidad,
evidenciando las tensiones a una escala micro, no hay un eje social que
aglutine el movimiento (comunitario, político o religioso), pero para Heau,
puede presentarse de las dos formas con un eje o sin él. Ejemplifica con el
caso del campesinado mexicano, que trató de construir su propia hegemonía,
entendida como una ideología comunitaria con sus bases materiales y simbólicos,
partiendo desde su propia cultura, en paralelo con el discurso publico
dominante. Por ello, Heau vuelve a insistir, que la hegemonía, en un
sentido gramsciano es un proceso de construcción (p.67) o bien como un estado
que consolida sus relaciones de poder con el Estado, por ello la historia de
los oprimidos abarca también esta premisa.
El
autor de Los dominados… rechaza tal proceso hacia la toma de poder y la hegemonía
gramsciana y estudia las formas
cotidianas de resistencia ya que para él son en una escala de análisis el
primer eslabón de la resistencia política. Esto lo hace siguiendo Barringtom
Moore, donde indica que “una de las principales tareas culturales que
enfrenta cualquier grupo oprimido consiste en minar y hacer explotar las
justificaciones del estrato dominante (…) dicho estrato dominante no cumple con
las tareas que afirma cumplir y por lo tanto viola el contrato social
especifico de los estratos dominantes que no cumplen con el contrato
social.”(1989:92).
Por
ello, para escalas micro, el trabajo de Scott es magnifico, ya que es posible
la asimilación un conglomerado de resistencias a un movimiento político. El
forjar una conciencia política, tiene que forjarse el actor social o sea una
identidad social colectiva (p.68) por ello, citando a Scott “…la resistencia
contra la dominación ideológica requiere una contra-ideología –una
negación- que ofrecerá realmente una
forma normativa al conjunto de practicas de resistencia” (2000:147). Y para
Heau esa “normativa general” es la construcción de la hegemonía de
Gramsci, que es pasar del discurso a la acción.
Heau
Lambert analiza brevemente la otra influencia Scott en su obra Los
dominados…, el cual es Pierre Bourdieu, y la pertinencia del estudio de los
espacios simbólicos y reales del poder, planteando Scott la territorialidad del
discurso oculto, como espacios propios autónomos, indispensable para el eslabón
de ideas. Scott propone recordar a los científicos sociales que mas allá de los
grandes estallidos sociales existe un infrapolítica cotidiana de resistencia,
ya que las prácticas discursivas fuera de escena mantienen la resistencia y son
mas que una válvula de escape (p.69). La infrapolítica es el sentido funcional
de la política en si misma. (p.70)
Para
Heau, las formas de resistencia cotidiana anticipan, preparan y acompañan el
trabajo político, pero por sí sola no la reemplazan. Para saltar a la esfera
política, necesita la mediación o la aglutinación, que las potencien para
confrontar eficazmente al poder dominante. En ello Scott se cae…