Gardiner critica este método policial, señalando que este modelo por delante, es fácil tener la impresión de que existen entidades misteriosas “llamadas hechos”, que encontramos desperdigadas por el mundo, y de que las, proposiciones enunciadoras de hechos, que encontramos desperdigadas por el mundo, de los historiadores son, entre otras, como espejos de cara al pasado en los cuales pueden ver su propio reflejo los hechos que residen allí. Para Gardiner, los hechos no son evidencias o pistas, como un poco de pintura verde o unas cenizas de cigarrillos. Realizar afirmaciones a través de los hechos, solo sirven como aseveración de correspondencia que no dan nada información, para luego hilar lo hechos, como causales de un acontecimiento. Lo importante es explicar esa red de hechos que decantan en unos sucesos, dando así una comprensión a la problemática. Sobre esto último cito a Gardiner:
“Lo que ha sido llamado “interconexión de procedimiento” entre el descubrimiento de los hechos y la revelaciones de las relaciones causales, no debe, sin embargo, llevarnos a pensar que no existe diferencia entre aseverar un hecho y aseverar su explicación. Saber que algo es o fue tal cosa. La forma en que logramos lo segundo podría implicar la comprensión de por qué ocurrió el acontecimiento, pero es sin duda incorrecto suponer una equivalencia entre decir que sabemos que tal o cual cosa es un hecho histórico, y decir que sabemos precisamente por qué ocurrió”
En cierto sentido Gardiner, la interconexión de procedimiento sea con los llamados testimonios históricos –sean fuentes escritas o pruebas tangibles del pasado – y sus por ques, es más que describir, sino que va mas allá, que es la comprensión de la causalidad, la penetración en la coyuntura. El historiador, además de recolectar los hechos, y luego describirlos, debe conjuntamente analizarlos -no solo por la causación del pensamiento-, sino que a examinando las variables o factores de la causalidad, ahí esta una verdadera explicación
Un tema parte dentro de esta postura de Collingwood, es el tratamiento crítico que el historiador hace de sus fuentes, tanto en las verbales como no verbales. El historiador debe tomar una posición de criterio de verdad histórica. Critica un ensayo de F. H. Bradley el cual explica en su ensayo, The Presuppositiosn of Critical History que la experiencia indicará que es lo verdadero o no, la realidad de la ficción . En primer lugar, tal afirmación implica que puede ser aplicado para la poesía, pero no para la historia crítica, se puede agregar, que los acontecimientos pasados fueron reales, por ende, sería aplicable a un novelista más que a un historiador. En segundo lugar, en primera instancia se acepta ciegamente lo que autoridades anteriores a nosotros han investigado. En tercer lugar, la experiencia del historiador esta contenida en la vida que tiene en el mundo, y eso le ayudará a tener un espíritu crítico a sus autoridades. También así, las leyes generales de las ciencias físicas, porque siempre han sido las mismas durante años, pero las del hombre varían según las épocas y también en las condiciones que ha vivido, por ende, ningún razonamiento correlativo se puede sostener para poder generalizar.
Bien, Collingwood hace notar que hay dos caminos paralelos que deben seguir el historiador, un camino constructivo y otro crítico. El primer camino es el acto de interpolar las aseveraciones explícitas tomadas de los historiadores anteriores y de otras afirmaciones implícitas. Esto conlleva a dos características, en primer lugar la interpolación no hace de una forma caprichosa, sino más bien como una necesidad para la reconstrucción histórica, sin fantasías, ya que eso correspondería a una novela, el trabajo debe llevar lo propio de la historia para una mejor explicación. En segundo lugar, lo que se infiere, es algo netamente imaginado, pero una imaginación lógica o imaginación a priori. Los hechos rellenados, no son por la fantasía del novelista, sino con el pensamiento histórico de quien analiza y construye los hechos. Citando textualmente a Collingwood “…salvar los huecos entre lo que nuestras autoridades nos dicen, le da continuidad a la narración o descripción histórica” . Ese espacio entre los sucesos, son ocupados por el trabajo mental del historiador, se completa así la construcción histórica. Danto entra en armonía con los postulados de Collingwood, en el sentido de la construcción y critica de la historia. Citando de forma textual:
“Si no se tiene un criterio para escoger algunos sucesos como relevantes y otros irrelevantes, es lo mismo que no estar capacitado para escribir historia”
Collingwood explica que hay que tener cuidado con dos equívocos con respecto al uso de la imaginación histórica. Lo imaginario en el sentido de ficticio o irreal, lo importante comprender que lo imaginario no es real ni irreal. Segundo, la imaginación no se maneja por capricho o de forma antojadiza. La imaginación funciona de manera libre, en la forma que lo compone un novelista por un lado, y es de tipo perceptual por otro, lo que implica que la imaginación se puede recrear en la mente de historiador, pero no en el aquí y ahora, sino del pasado, en eso consiste el objeto del pensamiento histórico.
Uniendo estas dos aspectos, el pensamiento en la construcción y en la crítica, usando la interpolación y la percepción, que va de la mano con la experiencia propia de mundo del historiador, para Collingwood, la imaginación es clave, para tender un red de punto fijos, que en este caso son los datos entregados por la autoridades o mejor dicho las fuentes y los hilos que son tendidos a base de una epistemología propia de las ciencias históricas. Esa es la imagen construida a base de la imaginación, alo que llama W.H. Walsh la coligación.
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