El articulo del profesor Schimitt, trata en una primera instancia de mostrar una nueva cara de la historia, saliendo de los parámetros de la historia de la elite, como él llama la historia que emana desde el centro, la cual deja de lado a los sujetos que no pertenecen a ese centro sino que más bien es de los márgenes de la sociedad. Comienza el interés por la historiografía de los desplazados, en el siglo XIX, con los obreros de la Revolución Industrial , toma forma en la década de los treinta, con la entrada de la Escuela de los Anales, pero se consolida como historia de la marginalidad ya en la década del 60, con los movimiento de contestación en contra de los valores de la sociedad contemporánea.
El concepto marginado, se ha ido tratando, desde los sucesos del 68, que denuncian y ponen sobre el tapete los tipos de marginalidad, algunos menos provocativos como otros acompañados de gran injusticia, lo cual ha generando una actitud de conciencia social.
Según el autor hay dos formas de marginalidad, una de tipo transitoria y otra de ruptura, que va de la mano con los valores socio-culturales y los valores socio-económicos. Esto implica las relaciones de producción y en la ética jerárquica de valores sociales, esto decanta en una noción de exclusión.
Jean-Claude Schmitt, caracteriza la marginalidad histórica en la Europa del siglo XI al XVIII, como procesos de integración y exclusión progresiva, enfocándose en el contexto del medioevo y de los cambios que hay en la mirada hacia los desplazados, tanto en el desarrollo de las ciudades, migraciones del campo a la ciudad y en la madurez del capitalismo, que trae consigo nuevas apreciaciones sobre el orden y el control social.
Schmitt propone que en una sociedad cada vez más exclusiva, en la que tras, una primera fase de integración sistemática, correspondiente al establecimiento de la nueva sociedad de los siglos XI y XIII, sigue una larga fase de exclusión, cada vez más severa, y al fin una fase de encerramiento generalizado.De una acumulación progresiva de tipo marginales, cada vez más numerosos y diversos, puesto que aproximadamente se observa una multiplicación, en el curso del tiempo, de nuevas marginalidades, débilmente compensada por la desaparición de grupos marginales más antiguos.
El profesor Shmitt, propone la revisión de un nuevo enfoque de estudio para aquellos personajes que no tienen una participación activa en el proceso histórico de tipo político y económico. Construcciones históricas que se hacen desde la elite, lo que implica una lejanía del historiador en una primera instancia frente estos personajes no influyentes o los marginados. No obstante deja claro, que los requerimientos de la sociedad son más exigentes, cuando estos sujetos comienzan a adquirir protagonismo en la historia, a partir del siglo XIX, con la Revolución Industrial , en la década del 30, con la famosa crisis del 29. La escuela de los Annales puso su atención en la temática, pero derechamente la energía de la investigación se concentra en los 60, con los movimientos de protestas de los emigrantes o comunidades raciales, buscando la reivindicación de derechos. Por lo tanto, para Shmitt, el estudio de los personajes marginales en la historia, se da por la necesidad de la sociedad al adquirir cierta relevancia otros personajes históricos.
Entramos de lleno a una forma de hacer historia “desde abajo”, en la cual por ciertos métodos indiciarios, se puede construir un relato que trata de ser lo más veraz a este problema de los marginados. Schmitt da inicio luego de una reflexión sobre la temática en definir conceptualmente lo que es un marginado, en el fondo son aquellos que no están acorde al “establishment”, o sistema imperante que genera marginados incluyéndolos o excluyéndolos según sus necesidades. Así, el autor además de entablar hipótesis, también se hace preguntas con respecto a la tónica.
El desarrollo del artículo está dentro de un espacio y tiempo determinados, y esto tiene origen en la especialidad del autor, quien habla de los sujetos marginales, en un contexto europeo medieval, entre los siglos XI y XVIII, tomando como factor de cambio, la transición mental de la ciudad, de un pensamiento con matices religiosos a uno con características capitalistas de acumulación. Así, su estudio es breve pero muy variado, explicando desde lo macro a los micro, desde los marginales del mundo europeo, aquellos que viven más allá del mundo cristiano, catalogados como infieles. Baja el lente hacia aquellos que viven en el campo y luego en la ciudad medieval, que es el foco de marginalidad, por la razón que dentro de un contexto feudalista u religioso, el centro urbano es un ente molesto en esta estructura en el que la producción y la mentalidad se basaba en la tierra y en la religión, y no en el comercio y el lucro.
Por ello, en un principio, los marginados eran aquellos que trabajaban con labores económicos o bien cumplían trabajos necesarios pero repudiables religiosamente en la sociedad medieval, como son los casos del verdugo, el prestamista, el mercader y el intelectual, ya que la base de su oficio es la sangre o el dinero. No así, el mendigo, el leproso o el loco, que en cierta manera eran amados por Cristo y entes donde practicar las buenas obras obtener la salvación. Ya del siglo XIII en adelante, con las cruzadas y los contaros con mercados lejanos, las ciudades comenzaron a crecer y poco a poco, la marginalidad se invierte. Los agentes económicos de la ciudad se integran a la sociedad y luego imponen su forma de pensamiento burgués en la cual todo debe tener una utilidad, adquiere valor el trabajo y el orden social, de esta manera, los pobres, los enfermos y los locos, son excluidos por no cumplir el perfil que comienza a surgir y dominar. Los mendigos son posibles criminales, los segundos dan inseguridad y los terceros son fuente de vergüenza, por lo tanto deben ser incluidos forzosamente o castigados, alejados o bien encerrados. Schmitt, trata de explicar a grandes rasgos el cambio de pensamiento de una elite dominante que se implanta, y que afecta a aquellos que están fuera de éste.
El uso de la fuentes, para la construcción de histórica de este sector periférico, es gravitante, ya que metodológicamente, la recopilación de éstas, no provienen de estos grupos, sino de la elite, básicamente registro inquisitoriales, archivos judiciales, obras contra los marginados, investigaciones seriales o de datos cuantificables, o bien fuentes no tradicionales, como poemas, cantos, obras literarias e iconografía. Pero lo importante, es entender que los archivos que provienen de la elite, más que ser sesgados por una visión de época al sujeto periférico, entregan una construcción de éste, como los dice Carl Ginzburg, el inquisidor, juez, poeta o el pintor, es un antropólogo que describe características del sujeto, como sus palabras y su retrato, por lo tanto es posible construir una historia de los marginados, armando su cultura y su visión y así cumplir con la necesidad de la sociedad que pide una interpretación de utilidad de los sucesos que viven en la actualidad.