domingo, 17 de octubre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood VII







Al final de su propuesta Collingwood, da a comprender un punto esencial, la cual citare textualmente:

“El pensar histórico es aquella actividad de la imaginación mediante la cual nos esforzamos por dar a esta idea innata un contenido detallado, lo cual hacemos empleando el presente como testimonio del propio pasado”[1]

            Collingwood desarrolla esta idea en el sentido, que la labor de reconstrucción del pasado o el acto de la imaginación, se basa en lo que hay en el presente, de los testimonios que tenemos en el hoy. Pero la percepción no es factible en el aquí y ahora, ni tampoco tener un panorama total del pasado. Así, se entabla la mutabilidad del testimonio histórico, en otras palabras en su relatividad, eso implica que un método puede trasformar el uso de la fuente o bien la formación y competencia de cada historiador, esto desemboca en la relatividad hermenéutica de la historia. Frente a esta suposición, Gardiner refuta lo dicho, entregando el siguiente argumento, que “tal concepción es insidiosa porque el modelo espacial sugiere que el pasado es todavía el presente, aunque en una forma rarificada y “subsistente” Y esto a su vez, da pábulo a la creencia de que, de todos modos, algunos aspectos del pasado sobreviven y es posible ponerse en contacto directo con ellos”[2] la evidencia arqueológica y documental es el aquí y ahora de ese pasado, pero el pasado no adquiere forma de contacto telepático con el presente.

            Para Collingwood, la interpretación debe ser hecha por personas que “sepan de todo”, tanto en el conocimiento histórico, de la naturaleza, matemáticas etc, un humanista integral. Así, implícitamente cita Burkhardt, “cada nueva generación tiene que reescribir la historia a su manera”. Por lo tanto el conocimiento histórico cambia. Entra en un tema no muy desarrollado, pero que en este trabajo se tratara de esbozar, la segunda dimensión del conocimiento histórico, “la historia de la historia”. El historiador mismo forma parte del testimonio, del proceso y del punto de vista en el cual el vive.
Concluye Collingwood,  que la idea de un cuadro imaginario de la historia, es una teoría que posee en la mente, no obstante, su obra será inconclusa, ya que nunca será un cuadro completo. No obstante, su trabajo con todo los defectos, tuvo un curso racional, claro y único. La imaginación histórica es dependiente, determinante u justificante en el historiador


 La labor del trabajo histórico, en lo personal no es un faena científica basada en las concepciones hemepelianas, ya que en historia por una parte no es posible sistematizar en base de leyes generales, tampoco es posible generar explicaciones históricas en base de esquemas nomológicos, ya que gran parte de los acontecimientos que están en el pasado, a pesar que pueden hacer referencia  a ciertas teorías para llevar a cabo como lo explica Gardiner, con el objeto de clarificar o dar mas luz a las elucidaciones de carácter histórico, están en lugares o espacios y contextos diferentes, aun así es posible buscar tendencias que dan esbozos de explicación.

La explicación histórica a base del pensamiento, es una de las vías o modos de confeccionar el constructo histórico, pero no puede explicar en su totalidad el proceso histórico, la causalidad no es solo el pensamiento, hay otros factores o variables que influyen en el trascurrir históricos y en los cambios coyunturales. El historiador debe sensibilizarse con los modos y formas que hay en el pasado, pero no de una forma racional –como lo indica Collingwood- sino como ser humano, porque el hombre se ve envuelto, como lo indica Recceur, con muchas las posibilidades, por lo tanto cambia o muta con el tiempo. La historia no es solo una sucesión de hechos, sino que hay dentro un significado, la cual debe estructurase en base a las fuentes pertinentes a la problematización, de esta manera, el espectro  epistemológico de la construcción se engrandece, generando así una mayor variedad de los temas que pueden ser tratados.

Collingwood, dentro de su visión, no es limitado ni tampoco refutable en su posición, potencialmente es corregible y proyectable, ya que en su propuestas de imaginación en la recreación histórica, propone cambios y un punto de partida, para una elaboración teórica que con el tiempo derivo a debates y discusión que entregó otras tipos de ideas de representación. A pesar de ello, Collingwood, no aprecia la literatura como fuente, en un sentido pragmático, tampoco da ideas con respecto a la construcción de esta red organizativa, basado en datos o acontecimientos dados por los autoridades, que en este trabajo llamamos nodos, simplemente justifica la ilación como una combinación de imaginación y crítica. Solo se logra comprender en cabalidad, al momento de relacionar este aspecto con el trabajo de la trama de Hayden White.

               Uno de los aspectos que mayor llama la atención es el método policíaco del historiador. El recolectar las fuentes y luego hacer preguntas de forma constante, no tomando en cuenta lo que entrega la fuente, sino mas bien las resoluciones y preguntas que uno mismo se hace, genera que el historiador mismo se vuelva un científico, que busca respuestas e un pasado que claramente ya no existe, pero que a sido. Lo complicado, para Collingwood, es que hoy en día la variedad de fuentes se ha ampliado  y el trabajo de la  heurística y hermenéutico se ha desarrollado de tal forma, que optar a un rol científico, no permitiría visualizar la heterogeneidad de verdades, ya que las fuentes verbales y no verbales, sean de primera mano o de segunda mano, van cambiando su enfoque interpretativo, por lo tanto, todo ese trabajo intelectual policial, también pasa por la criticas de otros. Aun así Collingwood, reconoce que la labor del historiador nunca está concluida, y por ende, permite  mostrarse de acuerdo la crítica producirá  de parte de historiadores posteriores.


[1] Collingwood “Ideas de historia” p. 240
[2] Gardiner “La naturaleza de la explicaron histórica” p. 53

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