Este abandono de los principios de los Annales, por una generalización y cientifización de la historia en los 50’, conllevó al uso del análisis numérico, apoyándose en el modelo Braudeliano de la estructura y coyuntura. Las Mentalidades se apoyarían en ello, pero las relecturas e intereses de las nuevas generaciones, reflejará con el tiempo lo cualitativo, antropológico y psicológico. Las fuentes entregarían datos que daría a conocer una forma de pensar y de accionar del colectivo, frente a las condiciones de vida o estructura, todo ellos analizados relacionalmente. Esta forma de hacer tiene dos componentes que son contradictorias, la explicación y la comprensión, propios de las influencias recibidas del marxismo y del psicoanálisis respectivamente.
En la estructuración de las mentalidades, salen a la luz las particularidades, el tema de la muerte, el miedo, las mujeres, los campesinos, generando un gran éxito comercial. Los historiadores franceses van dejando de lado esta historia serial, por una fundamentada en otras disciplinas como la iconografía y la musicología. La historia política sería enfocada desde la mente, escudriñando los discursos y la acción,-haciendo referencia Foucault- ya no es solo la percepción, sino más bien una contradicción entre los que se dice y lo que se hace. El estudio del cambio, advierte el sentido de que las sociedades no son fijas, sino móviles, emergiendo el concepto del imaginario, lo que implica los procesos revolucionarios y de comparación. Las mentalidades siguen su curso historiográfico, hacia la llamada historia cultural, en la cual se valora los signos y los valores compartidos y no en lo individual. El concepto imaginario, engloba a la sociedad y sus manifestaciones en diferentes áreas de la vida histórica, que no puede ser limitable a una sola concepción. Se comenta la metodología, que no es sencilla, ya que hay una reconstrucción de visiones de mundo, que involucra expresiones y susceptibilidades. Se entra así, a la llamada historia cultural, de la antropología y de la vida cotidiana, esto último reflejado en el comportamiento colectivo inserto en el mundo material.
Uno de las clarificaciones la autora, es la posibilidad de agrupar, dentro de esta corriente, a una gran variedad de temas de las mentalidades, como la historia cultural en las elites, historia social del arte, historia de la cultura popular, la microhistoria o historia de la intelectualidad. Entra en la trama, el concepto del inconciente colectivo, donde aparece el dominio de una historia de los secretos, de los oculto del silencio, Vovelle lo interpreta, en el sentido de la dialéctica de las condiciones de vida material y el modo en que se vive esa condiciones y como son testimoniadas, nominando así de mejor forma como el no-conciente colectivo, que dejara de lado la historia a escala nacional, como la microhistoria y sus particularidades, en el trato del acontecimiento. Esto daría como resultado, el aumento del consumo de material histórico, por círculos no académicos, generando un fenómeno comercial.
La gran problemática, es la transferencia del concepto mentalidad, a pesar de ser impreciso, genera más que una desventaja es un abanico de posibilidades, dentro de un sistema de actitudes colectivas. Es indudable el aporte de la Escuela de los Annales, en las formas de hacer historia, ya que nos enseña que el historiador, no solo relata hechos de la forma Rankeana, sino que entabla relaciones de los diferentes entes de la sociedad, en una escala jerárquica de temas que van siendo combinadas, para una mejor explicaron y comprensión de la historia.
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