La obra historiográfica del profesor Fernando Venegas, es un estudio microhistórico, que combina –a mi parecer- dos teorías reconocibles, el estilo de Fernand Braudell, en la combinación de los procesos históricos en la cual a pesar de la coyunturas o épocas que dividen la historia de Chile, sigue habiendo una permanencia de estructuras en un espacio geográfico delimitado, no en el sentido de un determinismo geográfico, sino más bien estructuras sociales que se mantienen en el tempo. El otro modo, es el trabajo microhistórico, al estilo de Giovani Levi, vinculando el uso del lente o enfoque histórico, cambiando de posiciones microscópicas de la historia local y de un espacio determinado a un enfoque nacional, de los grandes procesos históricos, hilando se una trama de relaciones desde lo micro a lo macro, y como lo macro afecta a lo micro. El autor, habla del uso de una tercera y cuarta teoría, en lo que respecta a los proceso de formación de ciudadanía desde abajo, la mixtura del historiador Juan Cáceres y de los historiadores Sergio Gres y Gabriel Salazar, a lo que personalmente, estos son herederos de una forma de construcción histórica, que proviene de la escuela inglesa marxista, cuyos grandes representantes son E.P. Thompson y E. Howbsband, a la vez herederos de las teorías históricas de Antonio Gramsci, este punto lo comentare al final de este trabajo.
La motivación del profesor Venegas con respecto a la temática, es vital, para comprender el valor del estudio. Para él se hace gravitante la investigación de la comunidad, ya que esta estaba siendo negada de su rol en el espacio, y que por razones políticas, se percibía a este colectivo como una amenaza. Pero el hecho de hacer la historia, a base de documentos principalmente, daban al valor y a la permanencia de los comuneros un sustrato sólido de su legitimidad y valor histórico y jurídico frente a la sociedad del Aconcagua. Esta motivación nace dentro de un programa radial que el historiador realizaba en la V Región de Valparaíso. La problemática nace desde el presente.
La problemática nace de un antecedente, que proviene de la visión e investigación del periodista Charles Guzmán, que deja en el aire, la vinculación de la comunidad de Olmue, con los indígenas herederos de los terrenos que habían pertenecido a la encomienda de Mariana Osorio de Cáceres, lo que implica un vacío jurídico e histórico importante, relacionado directamente con al desvalorización de la comunidad. Lo que no toma en cuenta el periodista es que los indígenas –ya extinguidos- se habían mezclado y eran por lo tanto esencialmente mestizos.
De esta manera, Venegas se propone el siguiente objetivo, de tipo generalizador que dice “Esto es, una investigación que explicara el origen de la comunidad más prolijamente y que analizara su desarrollo, pero esta vez extendiendo el estudio hasta el presente” . Dos verbos que se basa no solo en la descripción, sino en dar entender el origen de la comunidad y desarmar en el desarrollo del mismo todos los antecedentes políticos, económicos y sociales para luego ensamblarlos. Esto durante un espacio delimitado de tiempo que incluye el presente. Los otros objetivos, están descritos por cada capitulo, en la cual el autor introduce uno por uno, cuales son sus metas a alcanzar, en el desarrollo del texto.
El trabajo es si mismo, partiendo desde la hipótesis es comprobar la proyección y la analogía de estas comunidades campesinas, con los colectivos rurales de la España del siglo XII, dos elementos que incluyen un trabajo comparativo exhaustivo, por ello debe trabajar una gran cantidad de fuentes y realizar un estudio del estado del arte.
Es clave entender que el estudio bibliográfico, parte de la base de la obra Resistencias y luchas campesinas en la época del crecimiento y consolidación de la formación feudal Castilla y León, siglos X-XIII de Reyna Pastor, que permite interiorizar las maneras de organización política, social y económica de estas comunidades y su obcecado enfrentamiento a los procesos macroestructurales, para si aplicarlos al caso del Aconcagua. De este modo, se realiza una recopilación que va desde la historia nacional con el mítico Mario Góngora y su discípulo Gabriel Salazar y la contrapartida de este último Sergio Villalobos, Historia regional y su mayor representante, Eduardo Cavieres y Leonardo León, de la historia local el caso de Milton Muñoz. Además se preocupa del estado de arte de la Geografía Humana y económica y de los estudios del Taller la Era.
Pasa luego por una breve descripción de la estructura del trabajo, dividido en partes y capítulos, que toma como prototipo desde la segunda parte en adelante el desarrollo analítico-explicativo de los diferentes tópicos a nivel temporal positivo.
El trabajo conceptual es profundo, usando diccionarios tanto del lenguaje –como el de la RAE- geográficos y de ciencias políticas. Trata de esta manera, un análisis de herramientas abstractas, definiendo cada una ellas, estudia términos como comunidad o ciudadanos y de lo sujetos que participan en ella, limitado a un espacio determinado. Esto va hilado a la sociología, y a casos concretos en América como el Ayllu y las comunidades españolas del medioevo, citando además los estudios de Góngora y Chevalier, para los modelos de Chile y México respectivamente.
En cuanto al trabajo de fuentes, el historiador ha recopilado documentos de tipo primario. En el Archivo Nacional consigue documentos, divididas en categorías (ministerios, intendencias, escribanos) y épocas. También hay fuentes periodísticas de la Biblioteca Nacional, asimismo de archivos judiciales. El autor lamenta el poco cuidado sobre algunas fuentes, que no han sido preservadas o que algún incendio los haya consumido, dejando irremediablemente vacíos en los procesos históricos. Desde gobernadores a directorios de comunidades, se les reprocha su ignorancia y negligencia. Se usaron igualmente fuentes como fotografías, correspondencia, actas y mapas que pertenecían a las comunidades campesinas. El trabajo con los sujetos através de entrevistas y talleres de historia local en los colegios, permitiendo de esta manera rescatar la memoria histórica, para un trabajo cercano al presente, vinculando al personaje actual, al estudiante y al historiador en la valoración del pasado.
Metodológicamente, el autor estuvo en el lugar de los hechos, recorrió su geografía, como lo diría Arnaldo Mommgliano con su comparación a este método con la autopsia, de la forma que lo hizo Herodoto hace 2500 años o bien Braudell y su obra sobre el Mediterráneo. Compiló las fuentes, las recopiló, las dividió por categorías y las trianguló, para lograr un trabajo hermenéutico más prolijo. Por otro lado, un punto de interés, es el comentar, discutir y ampliar las perspectivas de la construcción histórica, con los mismos sujetos protagonistas de la historia, con los alumnos, con los colegas y los amigos.
Frente a la cuestión teórica, si se habla de hacer una historia desde abajo, a pesar que es legítimo citar y tomar como modelos a historiadores nacionales y de envergadura como los son Sergio Grez o Gabriel Salazar, éstos no crearon ninguna escuela, mas bien la importaron. Fernando Venegas, da a conocer como modelos teóricos a europeos, en cierto sentido, precursores de estilos historiográficos, como los son Levi y Braudell, lo que para el estudiante se demuestra la aplicación de metodologías o visiones a un trabajo historiográfico. Pero para el tercer y cuarta teoría, ¿quiénes son los precursores?, no lo son ni Grez ni Salazar, dejando al lector-estudiante algo “cojo”. La historia desde abajo, tiene entre sus precursores a los historiadores ingleses E.P. Thompson y Eric Howbsband, los cuales tomaron los modelos del italiano Antonio Gramsci. Este último propone “pensar y analizar la historia desde abajo, desde los sectores populares, desde la clases subalternas”, los cuales son el sujeto histórico y esta se va realizando a través de la práctica y de la experiencia, una obra de Thompson clave, es “Costumbres en común”. Más que una crítica, es un aporte para dejar claro, que en nuestra historiografía nacional, mas que ser precursora prístina de una historiografía, solo ha importado e impulsado formas de hacer historia.
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