domingo, 8 de agosto de 2010
La Tierra para el que trabaja. Género, sexualidad y movimientos campesinos en la Reforma Agraria chilena. Heidi Tinsman
“La Tierra para que el trabaja” de la historiadora Heidi Tinsman, es una obra historiográfica que relata y analiza el conflicto de los campesinos del Valle del Aconcagua entre 1950 - 1989. En ella, se explica las diferentes visiones de una construcción histórica de los cambios vividos durante el proceso de la Reforma Agraria. En su obra, va tomando esta transformación de la mentalidad rural con respecto a formas de vida, enmarcado en aspectos sociales y cotidianos, especialmente en la sexualidad, pero que a la vez toma lo político y lo económico, como factores gravitantes dentro de la explicación de los hechos.
La historia va desenvolviendo, la representación de la vida de los trabajadores, antes y durante de la década de los 50’, una forma de vida patriarcal, tanto en las relaciones de género como en las de clase, traducido en la cotidianeidad del campesino y su familia, especialmente enfocado en sus relaciones maritales y por otro lado la conexión con el patrón o latifundista. Esto va desarrollado dentro de un contexto de virilidad y masculinidad, del sometimiento domestico y sexual de la mujer a sus esposo, y de la sumisión de este marido a un patrón que controla la vida de sus trabajadores. Heidi Tirnman, explica este escenario desde la perspectiva del inquilinaje, de este trato verbal entre el dueño de la tierra y de quien le trabaja, dentro de un contexto paternalista y de derecho sobre la vida del empleado.
Los lentes son variados, ya que la idea principal gira en torno a una historia de género, la mirada política y social igualmente está siempre presente. Tinsman toma los diferentes tópicos, para el desarrollo de esta toma de conciencia del campesino y de su familia que decantan en una mejor calidad de vida. La temáticas de la justicia en el trato diario con el dueño de la tierra, los problemas de salud y de mortandad infantil y materna, la educación sexual, la participación de la mujer en las decisiones políticas que afectan directamente a las problemáticas del Estado, la cual ya a partir del gobierno de Alessandri, toma forma con esta Reforma Agraria, poniendo énfasis en los matices que tuvo durante los gobiernos de Eduardo Frei y de Salvador Allende.
Una de las ideas que más se destaca, es el tópico de género. La perspectiva de una relación entre los sexos, basado en los cambios de contexto histórico, que va conjuntamente con esta liberación femenina de la hombría patriarcal. Esta dialéctica, se manifestará con fuerza en los espacios de participación masculina, especialmente en lo político y en un amplio margen, durante el gobierno de Allende. De todas formas, Tisnmann siempre da a entender que este proceso de reforma, siempre estuvo enfocado en el hombre, como motor de los cambios y protagonistas principales de los conflictos, relegando a la mujer solo como un ente auxiliar, siempre debajo del alero masculino. No obstante, en el fondo se lograron metas de importancia en la emancipación de los derechos de la mujer, tanto en el área social, política y sobre su propio cuerpo.
La Reforma Agraria erosionó algunas formas de dominación masculina, pero reforzó otras, permitiendo tener en consideración los cambios en los grados de dominación masculina y como las mujeres afectan esos cambios.
La autora trabaja desde una perspectiva marxista-gramsciana y de género, entablando las relaciones de la lucha de clases pero también la lucha de los sexos, englobado en esta dialéctica de dominadores y dominados. En esta teoría desarrolla la problemática de “como las relaciones de género y sexualidad fueron centrales en las formas en que las mujeres y hombres campesinos negociaban la vida cotidiana, de cómo participaban o eran marginados de la vida política, de cómo eran beneficiados o dañados por el intento de rehacer radicalmente la vida rural ”. Tinsmann, trata de configurar, a bases de las fuentes recopiladas, estas tres problemáticas, vida cotidiana y participación política y los cambios que sufren dentro su contexto campesino, dentro de un dialogo de negociación y acomodo.
Se delimita temporalmente el trabajo entre los años 1950-1989, enfocándose sustantivamente a los primeros treinta años, a la vez, su marco geográfico se centrará principalmente en el valle del Aconcagua, lo que actualmente corresponde al sector cordillerano de la quinta región de Valparaíso. La autora enfatiza, que el área de estudio es la que tiene mayor representación del mundo rural chileno y se destaca por ser un punto generativo con mayor manifestación los procesos contradictorios de la Reforma, así el lector puede darse una imagen nacional desde una perspectiva regional .
Para reforzar este marco teórico, hace una fuerte discusión bibliográfica, sobre los procesos de Reforma Agraria, de esta manera logra fundamentar sus estudio y tesis sobre la misma temática, orientando al lector tanto en las fuentes secundarias y en otras visiones que van destacando, así hay sustento complementario de sustancia. Aun así, realiza sus críticas con respecto a los mismos estudios, dentro de enfoques optimistas y críticas, dentro de los primeros está Jacques Chonchol, artífice de la Reforma Agraria y ministro de agricultura de Frei y Allende, y entre los últimos, les da un realce esepcial, tanto en su apreciación sobre las contradicciones dentro del proceso de la Reforma, cita a Solon Barraclough, Sergio Gómez y a José Bengoa. El trabajo historiográfico, además es sustentado con episodios parecidos, en otros contextos geográficos y contemporáneos, ya que los fenómenos se dan dentro del proceso de la guerra fría. Tinsman saca a relucir los procesos similares a la problemática tratada, en la U.R.S.S, China, Cuba, Nicaragua, México y apreciándose como crucial para la interpretación y la tónica del análisis de la Reforma
Gran parte de la obra trata, del conflicto de género en la vida cotidiana, la base fundamental de las fuentes es la oralidad, integrándose 80 entrevistas personales, de hombres y mujeres del Valle del Aconcagua. Sin embargo, el hecho de hacer estas entrevistas, no es solo crear fuentes del fenómeno de la Reforma Agraria, sino por la dificultad de trabajar material que hable sobre la relación de género, por ello se hizo necesario, la recreación de los hechos, tanto por parte de los campesinos como de los funcionarios de la Reforma. A pesar que para Tinsman, la oralidad es una forma de sonsacar información, sobre temas que en la época eran ignorados, las fechas de las entrevistas, distan entre 30 a 20 años sucedidos los hechos. Esto implica, que la base de los recuerdos y de la objetividad al acercarse a los tópicos señalados, no son 100% verosímiles, ya que son “subjetivas y ventanas parciales hacia el pasado” . La autora protege, la identidad de los informantes, alterando sus nombres, esto es comprensible porque, en el momento de hacer los archivos, se estaba saliendo de un régimen militar que trabajó exhaustivamente reprimir todo intento subversivo, para la protección de la elite nacional. Igualmente es destacable, el uso de técnicas de recopilación, y organización e interpretación que hace la historiadora en el trabajo de fuentes orales.
Otras fuentes, son los archivos del CORA (Corporación de la Reforma Agraria), registros del ministerio de salud, de la INE (Instituto Nacional de estadística). Archivos de la Iglesia Católica, registros judiciales y municipales. En cuanto al activismo, se recopila y analiza diarios y revistas con abundante materia iconográfico, entregando una visión panorámica de un solo sector, la del campesinado, dejando dentro una relación al Estado y resignando a un lado a la elite, que interviene como un conglomerado opositor.
En la narración y en la explicación, Tisnmam, va tratando de una forma temporal positiva, los hechos, dividiendo los capítulos, en tres grandes etapas, la década de los 50’, el gobierno de Frei y el de Allende, argumentado con material bibliográfico, los grandes procesos nacionales y luego enfocándolos a la vida rural. Un punto interesante, es la apreciación de los entrevistados por cada época y de como ellos viven el cambio, desde la vida patriarcal campesina y patronal, hasta los procesos revolucionarios del periodo de la UP. Tisnman, aporta de forma excepcional, la visión de quienes protagonizaron y rivalizaron, con le elite y con los dirigentes de las diferentes facciones políticas. Se ve reflejado una visión de mundo, mucho más elaborado junto a otras que hasta la fecha se habían realizado.
A pesar que el trabajo de la historiadora es completo, apoyándose en diferentes tipos de fuentes, el enfoque aun así es parcial, solo estudia la vida de la mujer campesina u de su evolución como ente social y político, pero casi no hay referencia, con respecto a la mujer del patrón, la dueña del latifundio. Se hecha de menos, una comparación de la cotidianeidad del sector femenino agrícola de la clase alta, para realizar un aspecto mas global de la situación. Si la mujer de la elite participó de los cambios estructurales que se estaban viviendo, o bien como le toco vivir el tema de la planificación familiar, el aborto, el patriarcalismo cotidiano de la elite. Esta crítica, es por la tendencia de Tinsman, en tratar los temas desde un solo paradigma, de un solo modelo, que es la lucha de clases y estrato del género entre dominadores y dominados, de un sector, el del campesinado. La elite, es representado como un sector opositor, conservador, con la cual hay que tener cuidado, que no se le puede molestar demasiado, que la insurrección y el reclamo de derechos los trastorna, toman la violencia o bien extremisan su paternalismo por temor. Tinsman, hace su estudio dentro de un panorama del regreso de la democracia a Chile, donde hay libertad de expresión y de estudio, pero hay un cierto sabor de pintar a la elite y a los hombres, con un color oscuro y siniestro.
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