sábado, 25 de diciembre de 2010

Tejedores de Revolución II - Peter Winn



En cuanto al trabajo de fuentes se fundamenta en la oralidad, creando documentos a base de entrevistas, en primer lugar consultando a los trabajadores de la fabrica Yarur, los cuales son de variadas generaciones, tomando en cuenta así una construcción historiográfica de la industria textil desde abajo, de esta manera va revelando e interpretando sus opiniones y enfoques con respecto a la línea de la obra.  No solo está la oralidad de las masas, sino que también de la elite y de la clases media, a la familia Yarur –Nicolás y Jorge- dan sus opiniones y experiencias, facilitando al comprensión del nacimiento de la empresa en la biografía del fundador, además entrevista a grandes personajes de la historia política chilena, como es el caso de Salvador Allende, Jacques Chonchol, Orlando Letelier, entre otros, creando la fuente de la elite política. Por este método, esta el testimonio de los personajes que indirectamente tuvieron una relación con Yarur, vecinos de la fabrica, dirigentes sindicales y políticos, amigos de los Yarur y cercanos a su esfera de influencia, creando de este modo un cuadro global de la problemática a tratar. El uso de archivos de diferente naturaleza, entregan una mayor información, sobre la situación. Archivos de la empresa, del Ministerio del Trabajo, de Hacienda y Economía, de la CUT y actas del Sindicato y del directorio de Yarur, permiten así un trabajo de miradas diferentes, dentro de este triangulo trabajadores,  empresario y Estado. El análisis de discursos y de fuentes impresas de las diferentes colectividades sociales, políticas y económicas, como son los mensajes presidenciables, panfletos de los movimientos de la izquierda y estudios económicos de la Corfo. Incluye el trabajo fuentes de la prensa, tanto nacional como internacional, asimismo un gran trabajo de recopilación de datos estadísticos. Por último, un apoyo bibliográfico de peso, armando así una plataforma en al cual construir y desde diversos frentes esta revolución de los tejedores.
            Un punto interesante es el trabajo de Winn, gran parte del trabajo fue prácticamente de haber ocurrido los hechos, ya que la mayoría de las entrevistas tienen fechas durante el periodo de la Unidad Popular, lo que da prueba que el autor, estuvo en medio de os acontecimientos, conversando con los trabajadores, especialmente en el periodo que la industria fue requisada y estatizada. Dentro del trabajo literario, el lector puede sentir las emociones y sentimientos de lo sujetos populares, tanto en la explotación, en la liberación y en la posterior caída de la Unidad Popular. Es medularmente un  trabajo histórico del presente, de la misma forma que lo hizo hace 2500 años antes Tucídides con su Guerra del Peloponeso, registrando e interpretado sus fuentes mas con el oído que con lo escrito, pero en este caso los archivos entregan riqueza a la obra. Peter Winn, sabia que se encontraba en un acontecimiento histórico de trascendencia en la historia nacional, la cual era vital que se conociese, un hecho coyuntural que reflejó un efecto dominó en la estatización de sector privado y en la gestión del la contrarrevolución.
            Pero a pesar de tomar fuentes de todos los sectores participantes, el autor toma partido por un facción, que es el mundo del trabajo, de los explotados, notándose en el lenguaje y en los epítetos que utiliza contra la familia Yarur, lo que nota la subjetividad y peligrosidad de hacer notar tanto una visión, que puede generar cierta aversión al sector burgués que generar conciencia en ella. Esta crítica a los sectores amarillos o apatronados, que por miedo o por lealtad casi feudal, no estaban dispuestos a llevar “la contra” al dueño, y los rojos que son descritos como “héroes”, sujetos que prácticamente “evangelizan  a las masas proletarias”  concientizandolos en una primera instancia en pro de la reivindicación de los derechos  laborales y luego en la conquista de su fuente de trabajo. Winn destaca la libertad, la igualdad y fraternidad entre los trabajadores, pero se contradice, ya que un sector fue marginado y los privados perdieron el fruto de años y esta revolución desde abajo mina las bases de los cambios que Salvador Allende tenía proyectado,  la tónica del autor de anteponer esta lucha de clases se oscurece con la interpretación final de la lucha de la elite revolucionaria contra las bases de la Revolución. A pesar de ser muy cercano a la verdad de los hechos, con un trabajo heurístico de excelencia, se aleja hermenéuticamente de las otras visiones sociales, catalogándolas de parcialistas, egoístas y apatronadas, que van en contra de los derechos del sufriente proletariado.
            En conclusión esta obra, “Tejedores de la Revolución”, es un trabajo panorámico y detallista, registra lo micro insertándolo en los grandes procesos históricos de Chile y del mundo, trabaja lo local relacionándolo con lo nacional. Trabaja la dialécticas marxciana de la lucha de clases y de los procesos de acumulación de la burguesía. La recopilación de fuentes es variada y matizada, no dejando lugar a vacíos desde el enfoque superior e inferior. Como lector, un queda con ese gusto de porque no ganaron los buenos, ya que fueron descritos con una dulzura tractiva y los malos como algo desechable. Pero como historiador, produce cierta aversión tanta inclinación,  entendiendo que el paradigma usado es casi imposible no dejar de lado.

sábado, 18 de diciembre de 2010

Tejedores de Revolución - Peter Winn



Tejedores de la Revolución del historiador Peter Winn, es una obra historiográfica que relata y analiza la lucha de los trabajadores de Yarur, la Industria Textil más importante del Chile del siglo XX. En ella, se explica  la construcción del imperio económico de Juan Yarur, un emigrante palestino que huyendo de la Primera Guerra Mundial, arriba a Bolivia, donde prospera, pasando de ser un simple comerciante a un poderoso industrial. Finalmente por invitación de Arturo Alessandri se instala en Chile en la década de los 30, realizando una fuerte inversión en la creación de la empresa textil que sería con el tiempo la de mayor producción a nivel nacional.
            La historia va desarrollando, la idea de la vida de los trabajadores, su origen, necesidad, mentalidad, su trato con Juan Yarur y en los primeros atisbos de éstos en la creación de un sindicato independiente que traería como consecuencia la huelga del año 39. Por ende, Peter Winn intenta dar un análisis de la relación entre trabajadores, empresario y Estado, la idea de explotación, paternalismo y represión. Pone sobre el tapete, la inteligencia de Juan Yarur y de sus hijos Jorge y Amador,  en la gestión empresarial, la influencia en el Estado y su sistema de control social dentro de su fábrica, evadiendo la ley laboral, la aplicación del Taylorismo y del dividir a sus trabajadores para gobernar.
            Desde un enfoque diferente, la mirada de los trabajadores, que además de valorar la posesión de un puesto laboral, tratan de conseguir un mejor bienestar ambiental, mejoras salariales y calidad de vida, lo que implica la creación de organismo independientes a la esferas de influencia de Yarur. Explica Winn, a la vez, el cambio de pensamiento del trabajador textil, que en cierto sentido, va desde una mentalidad apatronada a una de conciencia de clase y de decisión política. Estos cambios, se expondrán en Tejedores de  la Revolución de una forma incipiente en el 39, elaborada en el paro del 62 y consolidada en el 71. Este proceso marchará de la mano los acontecimientos y cambios de contexto político, especialmente en el periodo de la Unidad Popular.
            Una de las ideas que más se destaca, es el tópico de revolución. La visión de una revolución desde “arriba”, basado en los cambios desde la institucionalidad y desde “abajo” fundamentado en las masas trabajadoras. Esta dialéctica, se manifestará con dureza y en un amplio margen, durante el gobierno de Allende. Winn postula que este fenómeno fue gatillante en el desequilibrio del programa allendista, y que la toma de Yarur es el hecho coyuntural que trae como consecuencia, el desbarajuste político, económico, de lucha clases, y la gestión conspirativa de la alta y mediana burguesía que en conjunto con el poder militar provocarían la caída del gobierno de la Unidad Popular y la represión a los trabajadores de Yarur.
           Las luchas de los trabajadores no ocurren en un espacio vacío; su experiencia no puede ser entendida separada de a historia del capital y de la contienda entre el trabajo y el capital por controlar el Estado. En Chile, capital, trabajo y Estado, forman un eterno triangulo, dentro del cual se decidía el destino de los trabajadores de Yarur.
           La obra en sí misma, tiene un peso teórico fuerte, ya que el autor trabaja desde una perspectiva marxista, entablando las relaciones de la lucha de clases, la relación trabajadores textiles versus el empresario. Para ellos, configura relaciones de la estructura de la sociedad chilena, en el aspecto social, político y económico, dando énfasis en realizar una obra historiográfica no solo con la mirada de la masa, sino que bajo un lente bidireccional, los poderosos y los trabajadores. Toma al obrero como protagonista del proceso histórico, intercalando esta, con los contextos de la historia nacional e internacional, lo que implica una combinación epistemológica, historia de bases e historia de la elite, historia micro y macro, historia local e historia nacional, entregando una perspectiva panorámica del situación vivida, y cambiando el enfoque del lente coaligando cuidadosamente el transcurso de la obra.

domingo, 5 de diciembre de 2010

Historia de las Mentalidades I. Elena Hernández Sandioca



La línea metodológica de la “Historia de la Mentalidades”, parte de la escuela francesa de los “Annales”, que en sus comienzos busca la estructuras de pensamiento evolucionado a una historia socio-económica, basándose en los conocimientos de la sociología, la demografía y del método cuantitativo, terminando en una historia antropologizante, psicologizante y explicativa, eso si, sin dejar las bases epistemológicas. Su objeto de estudio y sus fuentes, se acercan al ser humano, a sus emociones, creencias y sentimientos.

De esta forma, parte la idea que los sucesores de Febvre y Bloch - como es el caso de Braudell-, cambiaron la forma de hacer historia, buscando la objetividad en los analítico y serial, pero las siguientes generaciones, como Le Goff, Duby y Chartier, abrieron nuevas formas de hacer historia, entroncándose con temáticas novedosas, como la muerte, el miedo, el campesino. Esto generará un fuerte giro, a la metodología, retrocediendo a las raíces de los Annales, a la mentalidad o a la psicología de los pueblos. Por ello investigaran nuevos indicios y disciplinas para la construcción de este enfoque histórico.

La idea de la estructura material que influye en el pensamiento humano, reflejándose en el comportamiento de la comunidad y que mutará con el tiempo, crea esta historia de las mentalidades un nexo con la psicología, con las conductas y formas de comportamiento, que se refleja en la comunidad o a la inversa. Así la corriente de la mentalidades, busca estructurar el pensamiento y reflejarlo en los cambios y procesos, desde la temática económica-social, cultural, artístico y en la vida cotidiana.

La corriente historiográfica de las mentalidades fundamenta su logos histórico en las estructuras de pensamiento de una comunidad inserta en un tiempo y espacio determinado. Para llegar a una tesis utiliza métodos tomados de distintas ciencias sociales con referentes, fuentes y métodos epistemológicos que se van combinando en el eje horizontal y van haciendo variar la jerarquía vertical tradicional del predominio de un significado sobre otro.

El capítulo referente a la historia de la mentalidades, de historiadora Hernández, expone el origen, las tendencias, influencias y evolución, de una corriente historiográfica, ambigua, que busca un forma de explicación de los procesos históricos, no basados en los acontecimientos o en la acción política, más bien, en las estructuras de las sociedades y su influjo en el pensamiento de las colectividades en el tiempo.

Las mentalidades, según sus fundadores –Bloch y Fevbre-, provocarían una revolución en la disciplina histórica. Fundamenta en psicología y analítica serial, tratan de demostrar ya que las conciencias es la realidad misma. Para el primero la objetividad no es posible, ya que la realidad humana es múltiple, descarta el positivismo y el idealismo, sino mas bien la historia es conjetural y dada a verificación. Para el segundo, su idea se acercaba a la estructura de pensamiento de las comunidades, que mutan con el tiempo de la mano con la transformación socio-económica y se refleja en a palabras, símbolos, expresiones y silencios. No lo debemos confundir con la explicación idealista de Collingood, quien trata de explicar los procesos históricos en la motivación de los personajes. Bloch y Febvre, indagan en las estructuras de pensamiento de sociedades completas en una época determinada. Pero sus sucesores –como Braudell- no mantuvieron los principios de sus maestros, sino que crearon una nueva historia estructural, basada en la economía y lo social. Se intenta relacionar, al pasar el tiempo lo económico con los pensamientos, observando la conducta de los hombres.

viernes, 26 de noviembre de 2010

Sobre Microhistoria - Giovani Levi. Formas de hacer historia II



El primer aspecto tratado es la escala, el análisis microscópico de la documentación, siendo mesurable las diferentes relaciones. Para el autor esto es algo muy obvio y característico de la microhistoria, como el hecho de establecer nexos de una escala pequeña con sistemas de relación de escala mayor. Pero la selección del tamaño del estudio puede contradecir, las investigaciones hechas en una escala mayor, lo que implica, que la microhistoria aclara aspectos importantes de la trama social y económica, entregando diferentes matices. Por lo tanto, se relata la función de las contradicciones, tanto de la normativa general con la familiar, ya que el individuo mantiene diferentes relaciones que determinan sus acciones y reacciones. Por lo tanto, la observación microscópica revelará aspectos no considerados con anterioridad, de este modo los fenómenos adquieren un nuevo significado.
El historiador italiano, comienza así, a reflexionar sobre la relación de la microhistoria con la antropología, citando Geertz, en lo que llama la “descripción densa”, que consiste en la descripción de un conjunto de hechos con significado susceptibles a interpretación. Método exitoso en el campo microscópico con conclusiones de gran alcance. De este modo, la cultura esta llena de tejidos de significados, por ende es necesario que la teoría esté apegada a la realidad o no tendrían mucho interés. De esta forma, hay una organización que permite el análisis del discurso social y de la vida de los “otros”.
Geertz dice –según Levi- que es imposible confeccionar sistemas sin recurrir a modelos simbólicos de emoción pública, estos son el mito, el rito y el arte y así abordar la variedad de posibilidades de significados. Por ello, en esta construcción de un grupo simbólico, se llega al uso de la inteligencia, lo que evita esta visión de la superioridad del hombre civilizado con el primitivo o de la fases evolutivas, ya que la inteligencia es sustancial en el ser humano y es capaz de generar pensamiento figurado, lo que implica la definición de cultura. Individualmente el ser humano necesita estímulos, lo que decanta en una interacción en la colectividad y forman así estructuras simbólicas diversas. Levi, explica el relativismo de Geertz, como un anti antirelativismo, que entrama la diversidad cultural como una serie de expresiones… como la naturaleza esencial del hombre, de esta manera niega la idea del etnocentrismo y de una homogeneidad fundamental.
El tema de los símbolos en cuanto a la antropología, contrastados con la microhistoria, en cuanto a la primera es la homogenización de signos, y la segunda los define en la multiplicidad de representaciones sociales, ya que las estructuras simbólicas son abstracciones dentro de contextos diversos. Por ello la microhistoria, analiza esta multiplicidad de diferencias de manera formal, tanto de acciones, roles y relaciones.
Otra idea es el relato, la forma de comunicación con el lector, él cual no es una tabla rasa, más bien un receptor que puede presentar problemas. Es vital se claro tanto de demostrar las relaciones sociales como manera de hacer la investigación, tanto en sus limitaciones y fuentes. La microhistoria contraría la realidad objetiva del historiador clásico, mas bien el investigador es parte intrínsico del relato.
El enfoque de construcción histórica, aborda el problema del acceso al conocimiento, mediante indicios y signos, pero en el contexto, el microhistoriador entraría en conflicto si centrara en un sistema funcionalista, donde todo tiene razón de ser y hay un flujo de relaciones. Más bien en la microhistoria, hay contradicciones de los sistemas normativos y de pluralidad que se expresa a través de intersticios de la estructura.
Termina Levi, con una reflexión en el cual expone que la microhistoria, no busca sacrificar el conocimiento de los elementos individuales, sino que trabaja en ellos. Es más, busca la revelación de fenómenos generales en los hechos mínimos.

sábado, 20 de noviembre de 2010

Sobre Microhistoria - Giovani Levi. Formas de hacer historia

           El capitulo 5 del libro de Peter Burke, “Formas de hacer historia”, el cual es tratado por el historiador italiano, Giovanni Levi –llamado el padre de la microhistoria junto con Carl Ginsburg- intenta explicar esta línea historiográfica, desde una perspectiva comparativa con la antropología.  El problema yace en la multiplicidad de referencias teóricas, en un ir venir de las ciencias sociales, sin poseer la verdad única de la ortodoxia en cuanto a la forma de hacer microhistoria.
           Para el autor italiano, la microhistoria, es una rama de la historia que trabaja a pequeña escala, dando a conocer fenómenos que escapan de la historia de la macroestructura, usando elementos de la antropología, pero que no generaliza sino que más bien particulariza la construcción histórica.
            El texto de Giovanni Levi, tiene una estructura ordenada, pero de gran densidad en una primera lectura, en la cual hay que tomar el tiempo suficiente para realizar la “digestión”. Aun así, el tratar de explicar la microhistoria con la antropología, como la forma de estudio de estas colectividades, genera discrepancias en la forma teóricas de las ciencias sociales. El análisis de las contradicciones de lo macro o de lo general, con lo micro e individual, implica maneras de estudio, en las escalas, la racionalidad teórica, los simbolismos, etc. en la generación de nuevo conocimiento que explicaría mejor el entretejido cultural, desde lo micro pequeño a lo macro grande.
            Se pensaba que en los sesenta, dentro de la crisis social, habría un cambio radical, basado en contactos solidarios y conflictos entre los diferentes agentes sociales, a lo que los estudios del ser humano se han basado en el comportamiento, dando a la luz el fracaso de los científicos sociales.
            La microhistoria, ha profundizado sus estudios de las realidades significantes de los individuos, pero en un principio solían hundirse en las raíces marxistas profundas alejadas de la metafísica. Es solo la búsqueda de la realidad del proceder humano,  basado en la acción y el conflicto con un ente estructuralmente dominante, en la cual el individuo se mueve en cierta libertad, buscando la negociación y la decisión, frente a la normativa establecida.
            Había que definir lo ambiguo del mundo simbólico y la pluralidad de interpretaciones, era vital refutar el relativismo y la simple interpretación de textos. Levi se encarga de hacer ver que no es solo un conflicto entre esta nueva forma de hacer historia y la tradicional, sino de la interpretación.
           

domingo, 7 de noviembre de 2010

¿Qué era un emperador romano en el Imperio Romano? - Paul Veyne



La figura del emperador en todas sus dimensiones, es tratado en esta capítulo del imperio greco-romano. Paul Veyne pone sobre la mesa, las diferentes ideas con respecto al figura del emperador, desmitificando cualquier relación con otros tipos de gobernantes, sean estos reyes, sultanes y dictadores. Da a comprender, que el cargo máximo del Imperio, es un delegación del pueblo romano a un ciudadano, pero que ala vez es una simple ideología que por lo general estaba mas bien vinculado a las relaciones de poder, tanto del clientelismo y del ejercito, como del propio senado y pueblo romano.
Comenta bajo una análisis crítico de las fuentes históricas, jurídicas, escultóricas y materiales, los variados ángulos de tratamiento del emperador, a veces de forma dura otras veces manera critica.
Paul Veyne estudia la figura de emperador desde la visión de las clases populares, del senado, de sus locuras y personalidades, el ejército como punto de inflexión en los cambios político imperiales.
Se propone como hipótesis que la responsabilidad que la colectividad hubiera delegado en el emperador no era más que una ficción, una ideología, pero la existencia de esta ficción bastaba para impedir al presunto delegado tener la legitimidad de un rey, una legitimidad vinculada a su persona inviolable.
Paul Veyne, en su primer capitulo del imperio greco-romano, analiza exhaustivamente la figura del emperador, realizando una exploración en torno a su figura, imagen, visión de parte de las clases populares, su divinidad, su función en el imperio, el origen y de su inestabilidad en el ejercicio del poder. Por otro lado, hace un interesante ejercicio comparativo, con otros tipos de gobernantes, como son los reyes del Antiguo Régimen o con los líderes de la época contemporánea. Parte de la pregunta ¿Cómo era el régimen de los cesares?
El autor comienza tratando que el puesto de emperador no es un herencia de un patrimonio familiar, como la de un rey absolutista, sino que más bien es una delegación de poder, es un mandatario, encargado de dirigir  a la República, lo que lo desliga de cualquier intento monárquico sobre el imperio. Lo que implica que en la sucesión no hay un derecho hereditario familiar, sino más bien es la sucesión del cargo, una idea muy republicana pero en el papel, ya que los casos como Vespasiano y su hijo Tito o del de Marco Aurelio y Comodo, envuelve una aprobación por parte de la colectividad. En el fondo, la sucesión imperial era un proceso al que puede acceder cualquier ciudadano. De ello, que aun durante el imperio, al palabra rey era un concepto odiado. Así mismo, como cualquier candidato tenia la facultad de hacerse o de ser proclamado emperador, arrastraba consecuencias de guerras, intrigas, asesinatos o purgas, tanto en la competencia como en la ostentación del poder.
En base a lo anterior, la legitimidad de ser el primero entre sus pares y el primer mandado del pueblo romano, es solo para Veyne, una ficción, y en ello está vinculada la particularidad de Imperio Romano, la violencia condicionaba la llegada del nuevo emperador, siendo legitimados por el Senado y los Comicios. Es mas era deseable que la sucesión pasase de un padre a un hijo, sea este natural como es el caso de Vespasiano o adoptivo como es el caso de Trajano a Adriano, ya que se guardaba la estabilidad y la paz del Imperio, por ende, como lo indica el autor, era el deber de cada emperador la preparación de un heredero, con anterioridad, de esta manera sería ratificado por el senado, el pueblo y en especial ejercito, este último será un puntote pivote en elección de emperadores y terminara ejerciendo el control del estado romano.
Un punto importante, que no solamente la persona del emperador ostentaría el poder, sino también su familia o gens, esto implica una amplia red de clientela, que arrastra lazos de fidelidad y apoyo al emperador, como el caso de Octavio que aprovechó esta tejido clientelar aristocrático que ya había hecho su padre Julio Cesar. Así también habría riñas familiares internas, lo que resultaría con la muerte de muchos miembros de la gens.
No se debe olvidar, que la carrera hacia el trono imperial con el transcurrir del tiempo se transformó en una relación de fuerzas, lo que implica al ejército, apoyando a un heredero o ensalzando a su general, o bien demostrando su disgusto en caso que el nuevo emperador no satisfaga sus exigencias. De esta manera, hay un triangulo de legitimidad, las fuerzas armadas, el senado y el pueblo. Paul Veine desentraña aun más esto. El papel de la milicia no involucraba a todo el ejército. Los soldados rasos, solo se dedicaban a pelear, obedecían ciegamente a sus oficiales, de lo contrario eran castigados severamente y probablemente no entenderían de la políticas imperiales. Los oficiales  si estaban al tanto, y eran los más capacitados para sacar o bien instituir a un emperador, como es el caso de Claudio, o un ejemplos contrario como es Nerva, donde no hubo oficiales del pretorio para impedir tal ascenso al trono imperial, aun así Nerva tuvo que contentar a los ejércitos de la frontera eligiendo a Trajano como heredero. Estos aspecto nos señala, la poca armonía que rodea al emperador, y por ello muchos morían violentamente. Para el absolutismo se nace rey, para Roma se llegaba al máximo cargo. El fracaso de un rey era digno de apoyo. Pero el de un emperador era candidato a ser reemplazado.
El senado representaba a un sector social de gran influencia, a pesar de no ser ese conjunto de anciano que dirigía a la ciudad de Roma, era un poder con el cual se debía contar en la dirección del imperio, y correspondía guardar cierta armonía con este organismo que no le atañe a él sino al Estado. Veyne deja claro, que no es el concejo del emperador, sino que es un bloque de representación de clase y de la República. Así, el emperador se comprometía, a no creerse un rey, ni dios en vida, dando continuación muchos miembros del Senado en las tareas administrativas. El senado cuidaba sus espacios políticos y económicos.
De todas maneras, el emperador era omnipotente, pero no al estilo de un rey, sultán o califa, sino que simplemente era un ciudadano que también le debía a la ley, pero podía cambiarla en conveniencia, pasando por el senado, como es el caso de Claudio y los galos, Para Paul Veyne, el emperador tenia derecho de vida y muerte sobre su súbditos, usando las herramientas que tenía a su alcance, desde el mismo senado como tribunal, al prefecto o al gobernador en las provincias, o bien el mismo como juez, Eso nos da entender según Veyne, que los las garantías jurídicas de los ciudadanos habían cesado. Es tanto así, que el emperador se hacia ver o se vislumbraba como un personaje de gran severidad, que tenia aun ojo panóptico, que registraba todo con sospecha y soslayo, sorprendente como Veyne lo relaciona con las esculturas o imágenes de los emperadores, especialmente con Caracalla o Domiciano. En este aspecto, muchos emperadores, realizaron purgas, por la desconfianza de quienes le rodeaban, asegurando su metro cuadrado de intrusos, de usurpadores, candidatos etc.
Veyne habla de ello como el régimen de terror, la oposición no era como nosotros lo entendemos, como la critica constructiva para quienes gobiernan, para la mentalidad romana, era traición y solo se remediaba con la muerte, por otro lado cualquier denuncia o delación era la vía para llevar a cualquiera a la suplicio. Asimismo fue una vía de enriquecimiento en base a las rivalidades entre senadores, o bien si  un personaje hacia bien la cosas, también era un candidato a sufrir la muerte. Para Veyne, la expiración de rivales, críticos y de personajes que hacían demasiado bien su tarea, fortalecía al emperador. Para el historiador francés solo  era una política arcaica, impulsiva e irracional.
Con esto entra en el tema de loa de la competencia entre pretendientes al poder imperial, lo que implica a la representación de variados sectores, como son el centro y las provincias, a las diferentes religiones. Esto arrastraba no solo una  representación política, sino que una legitimación social y simbólica.  A veces, los mismo aspirantes si querer serlo, debían “remar hacia adelante”, ya que estos no tenían otra opción, la muerte los rodeaba. La única formula de mantener la armonía para un emperador era según Veyne, no tocar el statu quo de las provincias, mantener en el poder a las clases aristocráticas locales y un ejercito que garantice económicamente su fidelidad.
Este último aspecto repercute ya en el siglo III y IV, ya que después de los Severos, el ejército mantuvo su influencia en la elección de emperadores, dando como resultado la crisis del siglo III. Esto llevaría a la competencia a militares de diferente condición social, con mentalidad patriota, que al final salvarían al Imperio. Veyne explica que el Imperio depende exclusivamente de emperador, su ejercito y la gran masa de ciudadanos, que ya desde el edicto de Caracalla en el 212, todos los habitantes del imperio eran ciudadanos.
El ultimo aspecto de que trata Veyne, es la visón del pueblo hacia el emperador, a pesar de la falta de documentos, logra desentrañar. Hay visiones, de que el emperador era un personajes inmensamente rico, el cual resaltaba una imagen gigantesca y que gobierna bajo un áurea de derecho personal, esto se representaba en las los materiales de orfebrería, en rituales de salud al emperador, en los sacrificios y fiestas públicas, lo cual había un contexto de divinidad, no en el especto de u Dios, como nosotros lo conocemos, sino mas bien por su cargo y sublimizada del cargo imperial. La visión de un padre protector, benefactor y justiciero era fuerte.  A pesar de ello, en comparación con un rey del Antiguo Régimen, el emperador podía ser vilipendiado, ridiculizado y desprestigiado por sus súbditos, pero aun así guardaba una imagen de superioridad algo muy parecido en la propaganda creada para Stalin o cualquier líder carismático.
Paul Veyne, realiza este trabajo de mucha meticulosidad, pasando por la fuentes de cada época, lo que implica un trabajo heurístico de gran envergadura. Trabaja quinientos años de forma crítica y brillante, usando una bibliografía que abarca desde el clásico Mommsen a estudios actualizados del siglo XXI. Su manera de abordar comparativamente, no permite comprender con una mayor cabalidad y significado la figura del emperador, el cual desmiente visiones hechas a priori y de la excepcionalidad de ser emperador tanto en el alto como en el  bajo imperio.

domingo, 31 de octubre de 2010

Jean-Claude Schmitt. Un comentario sobre su árticulo "Historia de los Marginados".

          
              El articulo del profesor Schimitt, trata en una primera instancia de mostrar una nueva cara de la historia, saliendo de los parámetros de la historia de la elite, como él llama la historia que emana desde el centro, la cual deja de lado a los sujetos que no pertenecen a ese centro sino que más bien es de los márgenes de la sociedad. Comienza el interés por la historiografía de los desplazados, en el siglo XIX, con los obreros de la Revolución Industrial, toma forma en la década de los treinta, con la entrada de la Escuela de los Anales, pero se consolida como historia de la marginalidad ya en la década del 60, con los movimiento de contestación en contra de los valores de la sociedad contemporánea.
            El  concepto marginado, se ha ido tratando, desde los sucesos del 68, que denuncian y ponen sobre el tapete los tipos de marginalidad, algunos menos provocativos como otros acompañados de gran injusticia, lo cual ha generando una actitud de conciencia social.
            Según el autor hay dos formas de marginalidad, una de tipo transitoria y otra de ruptura, que va de la mano con los valores socio-culturales y los valores socio-económicos. Esto implica las relaciones de producción y en la ética jerárquica de valores sociales, esto decanta en una noción de exclusión.
            Jean-Claude Schmitt, caracteriza la marginalidad histórica en la Europa del siglo XI al XVIII, como procesos de integración y exclusión progresiva, enfocándose en el contexto del medioevo y de los cambios que hay en la mirada hacia los desplazados, tanto en el desarrollo de las ciudades, migraciones del campo a la ciudad y en la madurez del capitalismo, que trae consigo nuevas apreciaciones sobre el orden y el control social.
           Schmitt propone que en una sociedad cada vez más exclusiva, en la que tras, una primera fase de integración sistemática, correspondiente al establecimiento de la nueva sociedad de los siglos XI y XIII, sigue una larga fase de exclusión, cada vez más severa, y al fin una fase de encerramiento generalizado.
De una acumulación progresiva de tipo marginales, cada vez  más numerosos y diversos, puesto que aproximadamente se observa una multiplicación, en el curso del tiempo, de nuevas marginalidades, débilmente compensada por la desaparición de grupos marginales más antiguos.

El profesor Shmitt, propone la revisión de un nuevo enfoque de estudio para aquellos personajes que no tienen una participación activa en el proceso histórico de tipo político y económico. Construcciones históricas que se hacen desde la elite, lo que implica una lejanía del historiador en una primera instancia frente estos personajes no influyentes o los marginados. No obstante deja claro, que los requerimientos de la sociedad son más exigentes, cuando estos sujetos comienzan a adquirir protagonismo en la historia, a partir del siglo XIX, con la Revolución Industrial, en la década del 30, con la famosa crisis del 29. La escuela de los Annales puso su atención en la temática, pero derechamente la energía de la investigación se concentra en los 60, con los movimientos de protestas de los emigrantes o comunidades raciales, buscando la reivindicación de derechos. Por lo tanto, para Shmitt, el estudio de los personajes marginales en la historia, se da por la necesidad de la sociedad  al adquirir cierta relevancia otros personajes históricos.
            Entramos de lleno a una forma de hacer historia “desde abajo”, en la cual por ciertos métodos indiciarios, se puede construir un relato que trata de ser lo más veraz a este problema de los marginados. Schmitt da inicio luego de una reflexión sobre la temática en definir conceptualmente lo que es un marginado, en el fondo son aquellos que no están acorde al “establishment”, o sistema imperante que genera marginados incluyéndolos o excluyéndolos según sus necesidades. Así, el autor además de entablar hipótesis, también se hace preguntas con respecto a la tónica.
            El desarrollo del artículo está dentro de un espacio y tiempo determinados, y esto tiene origen en la especialidad del autor, quien habla de los sujetos marginales, en un contexto europeo medieval, entre los siglos XI y XVIII, tomando como factor de cambio, la transición mental de la ciudad, de un pensamiento con matices religiosos a uno con características capitalistas de acumulación. Así, su estudio es breve pero muy variado, explicando desde lo macro a los micro, desde los marginales del mundo europeo, aquellos que viven más allá del mundo cristiano, catalogados como infieles. Baja el lente hacia aquellos que viven en el campo y luego en la ciudad medieval, que es el foco de marginalidad, por la razón que dentro de un contexto feudalista u religioso, el centro urbano es un ente molesto en esta estructura en el que la producción y la mentalidad se basaba en la tierra y en la religión, y no en el comercio y el lucro.
            Por ello, en un principio, los marginados eran aquellos que trabajaban con labores económicos o bien cumplían trabajos necesarios pero repudiables religiosamente en la sociedad medieval, como son los casos del verdugo, el prestamista, el mercader y el intelectual, ya que la base de su oficio es la sangre o el dinero. No así, el mendigo, el leproso o el loco, que en cierta manera eran amados por Cristo y entes donde practicar las buenas obras obtener la salvación. Ya del siglo XIII en adelante, con las cruzadas y los contaros con mercados lejanos, las ciudades comenzaron a crecer  y poco a poco, la marginalidad se invierte. Los agentes económicos de la ciudad se integran a la sociedad y luego imponen su forma de pensamiento burgués en la cual todo debe tener una utilidad, adquiere valor el trabajo y el orden social, de esta manera, los pobres, los enfermos y los locos, son excluidos por no cumplir el perfil que comienza a surgir y dominar. Los mendigos son posibles criminales, los segundos dan inseguridad y los terceros son fuente de vergüenza, por lo tanto deben ser incluidos forzosamente o castigados, alejados o bien encerrados. Schmitt, trata de explicar a grandes rasgos el cambio de pensamiento de una elite dominante que se implanta, y que afecta a aquellos que están fuera de éste.
            El uso de la fuentes, para la construcción de histórica de este sector periférico, es gravitante, ya que metodológicamente, la recopilación de éstas, no provienen de estos grupos, sino de la elite, básicamente registro inquisitoriales, archivos judiciales, obras contra los marginados, investigaciones seriales o de datos cuantificables, o bien fuentes no tradicionales, como poemas, cantos, obras literarias e iconografía. Pero lo importante, es entender que los archivos que provienen de la elite, más que ser sesgados por una visión de época al sujeto periférico, entregan una construcción de éste, como los dice Carl Ginzburg, el inquisidor, juez, poeta o el pintor, es un antropólogo que describe características del sujeto, como sus palabras y  su retrato, por lo tanto es posible construir una historia de los marginados, armando su cultura y su visión y así cumplir con la necesidad de la sociedad que pide una interpretación de utilidad  de los sucesos que viven en la actualidad.

domingo, 17 de octubre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood VII







Al final de su propuesta Collingwood, da a comprender un punto esencial, la cual citare textualmente:

“El pensar histórico es aquella actividad de la imaginación mediante la cual nos esforzamos por dar a esta idea innata un contenido detallado, lo cual hacemos empleando el presente como testimonio del propio pasado”[1]

            Collingwood desarrolla esta idea en el sentido, que la labor de reconstrucción del pasado o el acto de la imaginación, se basa en lo que hay en el presente, de los testimonios que tenemos en el hoy. Pero la percepción no es factible en el aquí y ahora, ni tampoco tener un panorama total del pasado. Así, se entabla la mutabilidad del testimonio histórico, en otras palabras en su relatividad, eso implica que un método puede trasformar el uso de la fuente o bien la formación y competencia de cada historiador, esto desemboca en la relatividad hermenéutica de la historia. Frente a esta suposición, Gardiner refuta lo dicho, entregando el siguiente argumento, que “tal concepción es insidiosa porque el modelo espacial sugiere que el pasado es todavía el presente, aunque en una forma rarificada y “subsistente” Y esto a su vez, da pábulo a la creencia de que, de todos modos, algunos aspectos del pasado sobreviven y es posible ponerse en contacto directo con ellos”[2] la evidencia arqueológica y documental es el aquí y ahora de ese pasado, pero el pasado no adquiere forma de contacto telepático con el presente.

            Para Collingwood, la interpretación debe ser hecha por personas que “sepan de todo”, tanto en el conocimiento histórico, de la naturaleza, matemáticas etc, un humanista integral. Así, implícitamente cita Burkhardt, “cada nueva generación tiene que reescribir la historia a su manera”. Por lo tanto el conocimiento histórico cambia. Entra en un tema no muy desarrollado, pero que en este trabajo se tratara de esbozar, la segunda dimensión del conocimiento histórico, “la historia de la historia”. El historiador mismo forma parte del testimonio, del proceso y del punto de vista en el cual el vive.
Concluye Collingwood,  que la idea de un cuadro imaginario de la historia, es una teoría que posee en la mente, no obstante, su obra será inconclusa, ya que nunca será un cuadro completo. No obstante, su trabajo con todo los defectos, tuvo un curso racional, claro y único. La imaginación histórica es dependiente, determinante u justificante en el historiador


 La labor del trabajo histórico, en lo personal no es un faena científica basada en las concepciones hemepelianas, ya que en historia por una parte no es posible sistematizar en base de leyes generales, tampoco es posible generar explicaciones históricas en base de esquemas nomológicos, ya que gran parte de los acontecimientos que están en el pasado, a pesar que pueden hacer referencia  a ciertas teorías para llevar a cabo como lo explica Gardiner, con el objeto de clarificar o dar mas luz a las elucidaciones de carácter histórico, están en lugares o espacios y contextos diferentes, aun así es posible buscar tendencias que dan esbozos de explicación.

La explicación histórica a base del pensamiento, es una de las vías o modos de confeccionar el constructo histórico, pero no puede explicar en su totalidad el proceso histórico, la causalidad no es solo el pensamiento, hay otros factores o variables que influyen en el trascurrir históricos y en los cambios coyunturales. El historiador debe sensibilizarse con los modos y formas que hay en el pasado, pero no de una forma racional –como lo indica Collingwood- sino como ser humano, porque el hombre se ve envuelto, como lo indica Recceur, con muchas las posibilidades, por lo tanto cambia o muta con el tiempo. La historia no es solo una sucesión de hechos, sino que hay dentro un significado, la cual debe estructurase en base a las fuentes pertinentes a la problematización, de esta manera, el espectro  epistemológico de la construcción se engrandece, generando así una mayor variedad de los temas que pueden ser tratados.

Collingwood, dentro de su visión, no es limitado ni tampoco refutable en su posición, potencialmente es corregible y proyectable, ya que en su propuestas de imaginación en la recreación histórica, propone cambios y un punto de partida, para una elaboración teórica que con el tiempo derivo a debates y discusión que entregó otras tipos de ideas de representación. A pesar de ello, Collingwood, no aprecia la literatura como fuente, en un sentido pragmático, tampoco da ideas con respecto a la construcción de esta red organizativa, basado en datos o acontecimientos dados por los autoridades, que en este trabajo llamamos nodos, simplemente justifica la ilación como una combinación de imaginación y crítica. Solo se logra comprender en cabalidad, al momento de relacionar este aspecto con el trabajo de la trama de Hayden White.

               Uno de los aspectos que mayor llama la atención es el método policíaco del historiador. El recolectar las fuentes y luego hacer preguntas de forma constante, no tomando en cuenta lo que entrega la fuente, sino mas bien las resoluciones y preguntas que uno mismo se hace, genera que el historiador mismo se vuelva un científico, que busca respuestas e un pasado que claramente ya no existe, pero que a sido. Lo complicado, para Collingwood, es que hoy en día la variedad de fuentes se ha ampliado  y el trabajo de la  heurística y hermenéutico se ha desarrollado de tal forma, que optar a un rol científico, no permitiría visualizar la heterogeneidad de verdades, ya que las fuentes verbales y no verbales, sean de primera mano o de segunda mano, van cambiando su enfoque interpretativo, por lo tanto, todo ese trabajo intelectual policial, también pasa por la criticas de otros. Aun así Collingwood, reconoce que la labor del historiador nunca está concluida, y por ende, permite  mostrarse de acuerdo la crítica producirá  de parte de historiadores posteriores.


[1] Collingwood “Ideas de historia” p. 240
[2] Gardiner “La naturaleza de la explicaron histórica” p. 53

domingo, 3 de octubre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood VI

El trabajo narrativo de la historia, es el uso de un lenguaje inteligible, para lograr entender esta red creada por el pensamiento, es elaborado por Arthur Danto, quien en su obra “Historia y Narración”, nos lleva –a mi parecer-, dejando de lado un poco esto de la recreación de los hechos en la mente- a como hilar esta red explicativa. Para Danto,  esta red la ve como una organización narrativa, ya que esta se basa en la causalidad  con otros acontecimientos relacionados, lo que implica como también los dice Collingwood, una narración que contiene una significación. Citando a Danto “el sentido de significación común, no obstante, a todas las narraciones,  esta determinado por los intereses temáticos de este o aquel ser humano”[1]. En el fondo, explica que el narrar es también explicar y el significado será relativo en la variedad de las personas, desdeñando las explicaciones universales y únicas de Hempel. De que manera, unir estos nodos de acontecimientos o datos, que son entregados por estas pruebas o testimonios históricos, mediante las oraciones narrativas, que en realidad describen el primer hecho separado temporalmente de un segundo hecho, la explicación va siempre en el primer acontecimiento porque este desemboca en el segundo. Danto enfatiza que dentro de esta organizaron narrativa, la ocurrencia debe ser verdadera[2], por lo tanto, hay oraciones que son falseables, dando razón a Collingwood en el uso de la crítica. No obstante, el primer acontecimiento no es único, ya que puede contener uno o dos acontecimientos más. Aun así, no es posible describir todo el cuadro, aunque sea con unos detalles puntillosos, ya que no es posible y lograr la crónica ideal,  y no sería historia.

            La construcción de la red, bajo la mirada de la crítica, sirve como una alarma en el momento si los hechos son genuinos[3]. La red es el filtro crítico de los acontecimientos, es por donde deben pasar las autoridades. Si Barros Arana, me indica que si O’Higgins tuvo la iniciativa y casi éxito de tomar Chillan en 1813, pero si mi construcción y mis criticas de las fuentes bajo un trabajo de Antonio de Quintanilla y Melchor Martinez, me dan unos hechos muchas mas fidedignos, pongo a Barros Arana como parte de la refutación hacia su autoridad. De esta manera el historiador debe justificar las fuentes empleadas, para la construcción de la imagen del pasado, que es producto de su imaginación a priori. Esto da a entender, que los supuestos y proposiciones que hacen los historiadores, pueden ser falseadas, Collingwood, reconoce aquello,  pero ello es solo factible bajo la crítica. De esta manera como lo indica Collingwood “la imaginación (…) que hace el trabajo de construcción histórica proporciona, también, los medios critica histórica”.  Igualmente para Danto, los acaecimientos historiaos, adquieren una significación  en su relación con otros acontecimientos, así las oraciones narrativas justifican el uso de una narración.
            Dentro de las ideas de Collingwood y de la imaginación histórica, esta la diferenciación entre el novelista y le historiador. La novela y la historia tiene ciertos puntos en común, la coherencia, no se admiten elementos innecesarios, son auto-explicativas, auto-justificantes, también de ser un producto de una autoridad autónoma además de uso indiscutido de la imaginación. Pero la novela no pretende ser verdadera, ya que solo busca coherencia y sentido. Para el historiador, mas bien, hay una doble tarea implícita –epistemológicamente hablando- además de tener coherencia y sentido, y en este punto se acerca a Ranke, es la construcción de una imagen histórica, tal cual como sucedió. Esto conlleva tres aspectos, uno que la imagen está ubicada en un tiempo y en un espacio determinado. Lo cual para el novelista no debe ser necesario. Por otro lado, tiene que haber coherencia con el mundo real, relacionado con la geografía y con la cronología, este aspecto es trascendental debido a que hay una ligazón con lo tangible. Para Collingwood el siguiente aspecto es valioso, ya que tiene que ver con el testimonio histórico, la cual es la única vía para comprobar la verdad. Un estudioso de la formas de construcción histórica, pero desde le punto estético, es Hayden White, que en su obra “Metahistoria”, da a entender este aspecto al cual se refiere Collingwood, en dos aspectos, en primer lugar, el historiador halla su relatos, refiriéndose al trabajo de heurístico, en la búsqueda e investigación de fuentes históricas, pero el novelista inventa sus relatos. Pero hay un segundo aspecto que llama la atención de White, a lo cual citare, “…la tarea del historiador, sin embargo, oculta en la medida en que la ‘invención’ también desempeña un papel en las operaciones del historiador”[4]. El historiador también usa la imaginación, para dar coherencia a su relato o red, en la cual un hecho puede ser perfectamente el principio de su trabajo, la transición o bien el final. El relato tiene una ruta, que termina en una resolución, y eso depende del orden jerárquico de los que haya, dentro de criterios de coherencia teleológica. Esta red de ilaciones y nodos, o sea de hecho y de explicaciones, es denominado por White como trama.  Este último punto, para White para es lo que da significación al trabajo histórico, lo cual fluye de manera estética, como la tragedia, el romance o la comedia.  A pesar que, para un historiador esto puede ser chocante, White propone que el constructor histórico propone formas de narración, que vienen directamente de una forma propia de redactar. De esta manera, el tramado es la manera en que una secuencia de sucesos organizada en un relato se revela de manera gradual como un relato de cierto tipo particular.

            El autor inglés define como testimonio histórico “todo aquello que el historiador puede utilizar como testimonio histórico”[5]. En este punto, el conocimiento histórico se engrandece, ya que el testimonio es reflejo de lo que pasó y es la evidencia del pasado que ya no existe, pero no significa la refiguración de este. En este punto hace un avance importante. Se debe tomar en cuenta que Collingwood, además de ser un filosofo de la historia, también es un arqueólogo, a pesar que esta disciplina ya tenía un desarrollo desde el siglo XIX, aun así, permite comprender que la fuentes pueden ser de todo tipo, y también aquellas que otros historiadores no han tomado en serio. Aquí entra nuevamente la percepción del historiador, ya que los elementos que ha dejado la historia están en el mundo del aquí y del ahora, estos elementos serán testimonio histórico en el caso que el historiador los considere útiles.


[1] Danto “Historia y narración” p.98
[2] Ibid. 131.
[3] Collingwood “Ideas de historia” p.237
[4] White “Metahistoria” p. 18
[5] Colliongood “Ideas de historia” p. 239

miércoles, 22 de septiembre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood V

No solo es la imaginación, para Collingwood, sino que esta red debe pasar serio proceso de crítica. Que implica aquello. Las fuentes o las autoridades, deben ser interrogadas de forma exhaustiva. La construcción de este cuadro imaginario se confecciona al estilo policiaco, en otro sentido, en la recreación de los hechos de un crimen. Cada vez que sale una nueva prueba, esta debe ser analizada con minuciosidad, para luego ser rechazada o bien ensamblada a este tejido histórico.

            A pesar que Collinwood es llamado un idealista, tiene –por lo analizado- ciertos atisbos positivistas, no en el sentido de crear o usar leyes, cosa que él rechaza de forma tajante, sino más bien el método. A pesar que el propone el uso de la imaginación, Collingwood, aun reconoce el viejo método de Langlois y Seignobos en la forma de tratar de las fuentes, el último punto comentado con respecto a la critica, es la viva imagen aun, de la heurística de los historiadores del siglo XIX. Esto implica la critica interna y externa, el análisis del origen, del contexto y del texto, de esta forma comprobar su autenticidad. Collingwood, recién es un principio de insubordinación a la cientificidad dura de la historia, pero tampoco se desarraiga de ella, en el uso de las fuentes y de su critica. No se alejó del método teórico de la cientificidad histórica de Langlois y Seignobos.

            No obstante, teóricamente, Collingwood propone  propuestas de la imaginación histórica[1], partiendo del no reconocimiento de éstos punto fijo de autoridades ni datos. Estos datos como acontecimientos o hechos históricos. Porque los antecedentes, no entregan nada a la imaginación, sino más bien es el mismo pensamiento histórico el que da el resultado en dato. Se entra en un tema vital, que es la problematización[2]. El historiador no habla de hechos tras hechos, concatenados, es mucho más allá. Hay ciertos problemas pertinentes a sus propósitos de trabajo, lo que implica que el pensamiento histórico pone esos problemas en el pasado, para que puedan ser planteados, esa es la clave, no interesa narrar “Carrera no logró tomar Chillán en 1813” sino en realidad “por que Carrera no tomó Chillán en 1813”, lo que interesa para Collingwood, es plantear o dejar sobre el tapete un problema. La respuesta esta en al recreación del pensamiento, entrar en la mente de Carrera y el uso de la imaginación para dar una respuesta tentativa. Justificado por el criterio del historiador. En este aspecto, la crítica de los antecesores y sucesores de Collingwood es lapidante, lo que implica ciertos puntos que no correspondería a tal explicación histórica. Carl Hempel, a lo que llama el método de comprensión empática, en la cual el historiador se identifica con sus héroes y logra el conocimiento, mas que una explicación, es un recurso heurístico, ya que su función reside en sugerir hipótesis psicológicas que pueden servir como procedimientos explicativos. En otras palabras, Hempel quiere decir que el uso de la imaginación histórica, es solo una herramienta en sí misma, pero no es una forma de explicación cientifica[3], a pesar que Collingwood, lo ve en un sentido de inferencia en el pensamiento.

            Por otro, este trabajo en base al pensamiento histórico y la ilación de nodos, que son los datos históricos, es cuestionado por Walsh, en cierto sentido indica que tratar de demostrar un gran acontecimiento como producto del pensamiento no es lo mas indicado. Para él la “coligacion”, es el “procedimiento de explicar un acontecimiento rastreando relaciones intrínsecas con otros acontecimientos y deslocalizarlo en su contexto histórico”[4]. Walsh reconoce que su análisis sobre la coligación se acerca más a los pensamientos de Collingwood o del idealismo que de los de Hempel y los neopositivismos. De que ciertas acciones conllevan a ciertos acontecimientos históricos, lo que implica el termino de causalidad u de multi-causalidad, lo cuales están íntimamente relacionados. Pero el resultado de la simbiosis de todos los acontecimientos, no pueden ser explicados desde el pensamiento o de varios pensamientos que conjugaron en un resultado. Es incorrecto hablar que el imperio romano fue producto de la acción del pensamiento, que uno o varios hubiesen planeado la formación del imperio romano. Lo que para Walsh cae en lo absurdo. Para el autor, lo vital en el pensamiento histórico, es la forma de un todo coherente, en base a los acontecimientos, y se hacen inteligibles en la construcción de un relato significativo, haciendo un llamado a la explicación de los procesos en base a una narración estructurada[5].


[1] Frente a esta insubordinación de Collingwood a las corrientes neopositivistas, es importante señalar el pensamiento de Langlois y Seignobos con respecto a la imaginación y por ende a la hermenéutica “¿Cómo imaginar, pues, que no sean enteramente imaginarios? Los hechos imaginados por el historiador son forzosamente subjetivos. Es una de las razones que se dan para negar a la historia el carácter de ciencia” C.V Langlois y C. Seignobos, Introduccion de los estudios históricos, Buenos Aires. La Pleyade. 1973
[2] Collingwood “Ideas de historia” p.237
[3] Hempel. “La explicaron científica”. p. 242.
[4] W. H. Walsh “Introducción a la Filosofía de la Historia” p.66
[5]  W. H. Walsh “Introducción a la Filosofía de la Historia” p.70

sábado, 11 de septiembre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood IV


Gardiner critica este método policial, señalando que este modelo por delante, es fácil tener la impresión de que existen entidades misteriosas “llamadas hechos”, que encontramos desperdigadas por el mundo, y de que las, proposiciones enunciadoras de hechos, que encontramos desperdigadas por el mundo, de los historiadores son, entre otras, como espejos de cara al pasado en los cuales pueden ver su propio reflejo los hechos que residen allí. Para Gardiner, los hechos no son evidencias o pistas, como un poco de pintura verde o unas cenizas de cigarrillos. Realizar afirmaciones a través de los hechos, solo sirven como aseveración de correspondencia que no dan nada información, para luego hilar lo hechos, como causales de un acontecimiento. Lo importante es explicar esa red de hechos que decantan en unos sucesos, dando así una comprensión a la problemática. Sobre esto último cito a Gardiner:
“Lo que ha sido llamado “interconexión de procedimiento” entre el descubrimiento de los hechos y la revelaciones de las relaciones causales, no debe, sin embargo, llevarnos a pensar que no existe diferencia entre aseverar un hecho y aseverar su explicación. Saber que algo es o fue tal cosa. La forma en que logramos lo segundo podría implicar la comprensión de por qué ocurrió el acontecimiento, pero es sin duda incorrecto suponer una equivalencia entre decir que sabemos que tal o cual cosa es un hecho histórico, y decir que sabemos precisamente por qué ocurrió”
En cierto sentido Gardiner, la interconexión de procedimiento sea con los llamados testimonios históricos –sean fuentes escritas o pruebas tangibles del pasado – y sus por ques, es más que describir, sino que va mas allá, que es la comprensión de la causalidad, la penetración en la coyuntura. El historiador, además de recolectar los hechos, y luego describirlos, debe conjuntamente analizarlos -no solo por la causación del pensamiento-, sino que a examinando las variables o factores de la causalidad, ahí esta una verdadera explicación
Un tema parte dentro de esta postura de Collingwood, es el tratamiento crítico que el historiador hace de sus fuentes, tanto en las verbales como no verbales. El historiador debe tomar una posición de criterio de verdad histórica. Critica un ensayo de F. H. Bradley el cual explica en su ensayo, The Presuppositiosn of Critical History que la experiencia indicará que es lo verdadero o no, la realidad de la ficción . En primer lugar, tal afirmación implica que puede ser aplicado para la poesía, pero no para la historia crítica, se puede agregar, que los acontecimientos pasados fueron reales, por ende, sería aplicable a un novelista más que a un historiador. En segundo lugar, en primera instancia se acepta ciegamente lo que autoridades anteriores a nosotros han investigado. En tercer lugar, la experiencia del historiador esta contenida en la vida que tiene en el mundo, y eso le ayudará a tener un espíritu crítico a sus autoridades. También así, las leyes generales de las ciencias físicas, porque siempre han sido las mismas durante años, pero las del hombre varían según las épocas y también en las condiciones que ha vivido, por ende, ningún razonamiento correlativo se puede sostener para poder generalizar.
Bien, Collingwood hace notar que hay dos caminos paralelos que deben seguir el historiador, un camino constructivo y otro crítico. El primer camino es el acto de interpolar las aseveraciones explícitas tomadas de los historiadores anteriores y de otras afirmaciones implícitas. Esto conlleva a dos características, en primer lugar la interpolación no hace de una forma caprichosa, sino más bien como una necesidad para la reconstrucción histórica, sin fantasías, ya que eso correspondería a una novela, el trabajo debe llevar lo propio de la historia para una mejor explicación. En segundo lugar, lo que se infiere, es algo netamente imaginado, pero una imaginación lógica o imaginación a priori. Los hechos rellenados, no son por la fantasía del novelista, sino con el pensamiento histórico de quien analiza y construye los hechos. Citando textualmente a Collingwood “…salvar los huecos entre lo que nuestras autoridades nos dicen, le da continuidad a la narración o descripción histórica” . Ese espacio entre los sucesos, son ocupados por el trabajo mental del historiador, se completa así la construcción histórica. Danto entra en armonía con los postulados de Collingwood, en el sentido de la construcción y critica de la historia. Citando de forma textual:
“Si no se tiene un criterio para escoger algunos sucesos como relevantes y otros irrelevantes, es lo mismo que no estar capacitado para escribir historia”
Collingwood explica que hay que tener cuidado con dos equívocos con respecto al uso de la imaginación histórica. Lo imaginario en el sentido de ficticio o irreal, lo importante comprender que lo imaginario no es real ni irreal. Segundo, la imaginación no se maneja por capricho o de forma antojadiza. La imaginación funciona de manera libre, en la forma que lo compone un novelista por un lado, y es de tipo perceptual por otro, lo que implica que la imaginación se puede recrear en la mente de historiador, pero no en el aquí y ahora, sino del pasado, en eso consiste el objeto del pensamiento histórico.
Uniendo estas dos aspectos, el pensamiento en la construcción y en la crítica, usando la interpolación y la percepción, que va de la mano con la experiencia propia de mundo del historiador, para Collingwood, la imaginación es clave, para tender un red de punto fijos, que en este caso son los datos entregados por la autoridades o mejor dicho las fuentes y los hilos que son tendidos a base de una epistemología propia de las ciencias históricas. Esa es la imagen construida a base de la imaginación, alo que llama W.H. Walsh la coligación.

sábado, 28 de agosto de 2010

La imaginación Historica en Collingwood III


Para Collingwood, el pensamiento histórico ha forjado su propia técnica de forma definida y segura, transformando el pensamiento y la acción. Aun así, hay que dejar claro que el pensamiento histórico trabaja con objetos, que son los acontecimientos que han dejado de ocurrir, a la vez que las condiciones en las cuales ocurrieron ya no existen. Así, el hecho histórico es un “no ser”, pero se vuelve el acontecimiento perceptible al pensamiento histórico. Por ello, para Collingwood, la ciencia histórica es diferente a las ciencias duras, ya que el sujeto (historiador) y el objeto (los acontecimientos) no tienen contacto en lo real, en lo tangible, y no se puede crear conocimiento de esta forma. Por lo tanto, la percepción de las ciencias naturales no es la misma percepción del conocimiento histórico, porque la construcción de conocimiento del pasado no se ejecuta correlacionando acontecimientos en tiempo real. En definitiva, el acontecimiento no puede ser trabajado de forma directa. No se puede estar en un momento dado, estudiando una guerra de facto. Eso no es historia. Como lo indica Collingwood, la historia es absolutamente conocimiento razonado de los que es transitorio y concreto.

La historia según Collingwood, se asemeja a la ciencias duras, en el sentido que el conocimiento es inferencial, en el deducir, del fluir de ideas a través de la investigación. Pero la diferencia entre está ciencia con la ciencia natural, se traduce en la racionalización, no en abstracciones sino en cosas concretas, la cuales no son universales sino más bien son individuales, que tienen espacio y tiempo propio. Por ejemplo, un hecho único, es la defensa de la ciudad de Chillán en 1813 frente a al sitio efectuado por Carrera, ésta dirigida por el coronel Sánchez. Por ende, el acontecimiento histórico es universal, el sitio de la ciudad de Chillán, pero que tiene características propias, que la diferencian de otros sitios. Para Gardiner, esta sentencia esta incompleta, mientras en que aspectos es único. La atribución del término “único” a cualquier acontecimiento o cosa presupone lógicamente una clasificación previa” Por ello, Gardiner completa lo dicho por Collingwood, ya que a fin de destacar la individualidad de un acontecimiento, debe describir con palabras aquello de sus rasgos que lo diferencias de otras cosas”

Para Collingwood, la visión de la historia en el sentido común es totalmente refutable, una visión como el dice “la gente cree”. Esta teoría se compone de cuatro partes, primero, para conocer el acontecimiento o el estado de las cosas hay que entrar en contacto con él, segundo hay que usar la memoria o sea recordarlo, en tercer lugar se debe exponer de forma inteligible y por ultimo aceptar lo expuesto como algo verdadero. Aquí el historiador inglés entra en lo que él describe en el creyente historiador y la autoridad. Esta autoridad es una verdad histórica prefabricada, como un axioma tradicional, por lo tanto no debe ser mutilada. En otras palabras, trata sobre dogmas históricos irrefutables, que para el sentido común, es lo concreto y no puede ser puesta a crítica. Entonces el historiador crédulo, es solo un historiador de bajo nivel. Collingwood decide objetar esta visión, en tres ideas. Primero a las autoridades además de examinarlas, se selecciona lo importante, segundo se les interpola, en el sentido de ocupar aquellas sentencias significativas de otros investigadores, que el historiador puede ocupar en su propio trabajo, y en tercer lugar se les critica, para rechazar o enmendar una mala información. De esta manera Collingwood, lleva a cabo una cierta simbiosis entre el sentido común y el verdadero trabajo del historiador de selección, construcción y crítica. Esto último, indica que lejos de apoyarse en una autoridad, se apoya en su pensamiento, por ende uno es su propia autoridad, ganado así autonomía. El historiador, por sí solo se da la libertad de analizar a sus autoridades y escoger lo que necesita, ese es el trabajo de interpolación. El historiador trabaja con su propio criterio y método.

El método del historiador, para Collingwood, es la interrogación de las fuentes, de carácter policial, buscando las verdades o bien para declarar al autor de tales fuentes como un ignorante, en cierto sentido, hacer un revisionismo de los historiadores anteriores a él. El aceptar el argumento de sus autoridades significaría que solo fue aceptado, en el sentido de sus propios criterios como historiador. De esta manera, el historiador tendrá madurez para no ver a los autores más experimentados de una forma jerárquica, sino más bien desde una perspectiva horizontal, implícitamente hablamos de la critica, de la separación y si una verdad resiste y se mantiene por si misma, y no por el hecho de que provenga de un historiador de importancia, sino por la propia intelección de quien las examina.

De todas formas, Collingwood propone la racionalidad de los por qués… mediante una lógica policial, a través de un conjunto de pruebas, para posteriormente inferir, al más estilo de Sherlock Colmes, para así reconstruir un caso histórico. Bien una de las sentencias de Collingwood, que resume su teoría sobre la explicacion histórica basado en el pensamiento histórico y en la re-creacion es el siguiente:

“La historia es, pues, una ciencia, pero una ciencia de una clase especial. Es una ciencia a la que compete estudiar acontecimientos inaccesibles a nuestra observación, y estudiarlos inferencialmente, abriéndonos paso hasta ellos a partir de algo accesible a nuestra observación y que el historiador llama “testimonio histórico” de los acontecimientos que le interesan”

Este aspecto es interesante, porque para Collingwood el historiador científico, va haciéndose preguntas con respecto a la problemática que le interesa investigar –como lo realizaría el investigador policíaco-. Cada paso del razonamiento depende plantear preguntas, pero esas interrogativas se las hace sí mismo ¿Cómo y por que Carrera detuvo el sitio de Chillan?, así de una manera socrática, el daimon interno va iluminando los cuestionamientos, antes de tener una contemplación casi inerte frente al objeto de estudio.
El hecho de interrogar –como lo indica el autor-, de torturar las fuentes, estas dirán información que no darán la respuesta indicada, mas bien será parte de la prueba histórica. El historiador sabe que formulaciones lleva los cuestionamientos, y no es importante que la declaración sea verdadera o falsa, es el por qué de la declaración. Las resoluciones no dependerán de la cantidad de evidencias que salen en la investigación y de su posterior análisis, sino más bien será en su produjo pensamiento autónomo. Así Collingwood no habla de fuentes históricas, sino de pruebas históricas.