domingo, 3 de octubre de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood VI

El trabajo narrativo de la historia, es el uso de un lenguaje inteligible, para lograr entender esta red creada por el pensamiento, es elaborado por Arthur Danto, quien en su obra “Historia y Narración”, nos lleva –a mi parecer-, dejando de lado un poco esto de la recreación de los hechos en la mente- a como hilar esta red explicativa. Para Danto,  esta red la ve como una organización narrativa, ya que esta se basa en la causalidad  con otros acontecimientos relacionados, lo que implica como también los dice Collingwood, una narración que contiene una significación. Citando a Danto “el sentido de significación común, no obstante, a todas las narraciones,  esta determinado por los intereses temáticos de este o aquel ser humano”[1]. En el fondo, explica que el narrar es también explicar y el significado será relativo en la variedad de las personas, desdeñando las explicaciones universales y únicas de Hempel. De que manera, unir estos nodos de acontecimientos o datos, que son entregados por estas pruebas o testimonios históricos, mediante las oraciones narrativas, que en realidad describen el primer hecho separado temporalmente de un segundo hecho, la explicación va siempre en el primer acontecimiento porque este desemboca en el segundo. Danto enfatiza que dentro de esta organizaron narrativa, la ocurrencia debe ser verdadera[2], por lo tanto, hay oraciones que son falseables, dando razón a Collingwood en el uso de la crítica. No obstante, el primer acontecimiento no es único, ya que puede contener uno o dos acontecimientos más. Aun así, no es posible describir todo el cuadro, aunque sea con unos detalles puntillosos, ya que no es posible y lograr la crónica ideal,  y no sería historia.

            La construcción de la red, bajo la mirada de la crítica, sirve como una alarma en el momento si los hechos son genuinos[3]. La red es el filtro crítico de los acontecimientos, es por donde deben pasar las autoridades. Si Barros Arana, me indica que si O’Higgins tuvo la iniciativa y casi éxito de tomar Chillan en 1813, pero si mi construcción y mis criticas de las fuentes bajo un trabajo de Antonio de Quintanilla y Melchor Martinez, me dan unos hechos muchas mas fidedignos, pongo a Barros Arana como parte de la refutación hacia su autoridad. De esta manera el historiador debe justificar las fuentes empleadas, para la construcción de la imagen del pasado, que es producto de su imaginación a priori. Esto da a entender, que los supuestos y proposiciones que hacen los historiadores, pueden ser falseadas, Collingwood, reconoce aquello,  pero ello es solo factible bajo la crítica. De esta manera como lo indica Collingwood “la imaginación (…) que hace el trabajo de construcción histórica proporciona, también, los medios critica histórica”.  Igualmente para Danto, los acaecimientos historiaos, adquieren una significación  en su relación con otros acontecimientos, así las oraciones narrativas justifican el uso de una narración.
            Dentro de las ideas de Collingwood y de la imaginación histórica, esta la diferenciación entre el novelista y le historiador. La novela y la historia tiene ciertos puntos en común, la coherencia, no se admiten elementos innecesarios, son auto-explicativas, auto-justificantes, también de ser un producto de una autoridad autónoma además de uso indiscutido de la imaginación. Pero la novela no pretende ser verdadera, ya que solo busca coherencia y sentido. Para el historiador, mas bien, hay una doble tarea implícita –epistemológicamente hablando- además de tener coherencia y sentido, y en este punto se acerca a Ranke, es la construcción de una imagen histórica, tal cual como sucedió. Esto conlleva tres aspectos, uno que la imagen está ubicada en un tiempo y en un espacio determinado. Lo cual para el novelista no debe ser necesario. Por otro lado, tiene que haber coherencia con el mundo real, relacionado con la geografía y con la cronología, este aspecto es trascendental debido a que hay una ligazón con lo tangible. Para Collingwood el siguiente aspecto es valioso, ya que tiene que ver con el testimonio histórico, la cual es la única vía para comprobar la verdad. Un estudioso de la formas de construcción histórica, pero desde le punto estético, es Hayden White, que en su obra “Metahistoria”, da a entender este aspecto al cual se refiere Collingwood, en dos aspectos, en primer lugar, el historiador halla su relatos, refiriéndose al trabajo de heurístico, en la búsqueda e investigación de fuentes históricas, pero el novelista inventa sus relatos. Pero hay un segundo aspecto que llama la atención de White, a lo cual citare, “…la tarea del historiador, sin embargo, oculta en la medida en que la ‘invención’ también desempeña un papel en las operaciones del historiador”[4]. El historiador también usa la imaginación, para dar coherencia a su relato o red, en la cual un hecho puede ser perfectamente el principio de su trabajo, la transición o bien el final. El relato tiene una ruta, que termina en una resolución, y eso depende del orden jerárquico de los que haya, dentro de criterios de coherencia teleológica. Esta red de ilaciones y nodos, o sea de hecho y de explicaciones, es denominado por White como trama.  Este último punto, para White para es lo que da significación al trabajo histórico, lo cual fluye de manera estética, como la tragedia, el romance o la comedia.  A pesar que, para un historiador esto puede ser chocante, White propone que el constructor histórico propone formas de narración, que vienen directamente de una forma propia de redactar. De esta manera, el tramado es la manera en que una secuencia de sucesos organizada en un relato se revela de manera gradual como un relato de cierto tipo particular.

            El autor inglés define como testimonio histórico “todo aquello que el historiador puede utilizar como testimonio histórico”[5]. En este punto, el conocimiento histórico se engrandece, ya que el testimonio es reflejo de lo que pasó y es la evidencia del pasado que ya no existe, pero no significa la refiguración de este. En este punto hace un avance importante. Se debe tomar en cuenta que Collingwood, además de ser un filosofo de la historia, también es un arqueólogo, a pesar que esta disciplina ya tenía un desarrollo desde el siglo XIX, aun así, permite comprender que la fuentes pueden ser de todo tipo, y también aquellas que otros historiadores no han tomado en serio. Aquí entra nuevamente la percepción del historiador, ya que los elementos que ha dejado la historia están en el mundo del aquí y del ahora, estos elementos serán testimonio histórico en el caso que el historiador los considere útiles.


[1] Danto “Historia y narración” p.98
[2] Ibid. 131.
[3] Collingwood “Ideas de historia” p.237
[4] White “Metahistoria” p. 18
[5] Colliongood “Ideas de historia” p. 239

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