sábado, 28 de mayo de 2011

Descentralización y autonomía. Revisión y Reflexión histórica para la Región del Bio Bio. Parte II




Concepción fue fundada por don Pedro de Valdivia en 1550, ocho años después del establecimiento de la ciudad de Santiago. Según algunos, con el propósito de ser la capital del Reino de Chile. Ya que en 1565, según decreto  la Real Audiencia se ubicaría en Concepción como ente político, administrativo, fiscalizador del gobierno y centro de decisiones militares. Sin embargo, Santiago tenia ventajas para concentrar el poder, ya que gozaba de la paz necesaria para su desarrollo, en cambio la ciudad penquista debía constantemente luchar contra los amapuches que amenazaban constantemente al otro lado del río Bio Bio, que además destruyeron un par de veces la ciudad. Por otro lado, a pesar que Concepción tenía una posición estratégica para el imperio español, por su cercanía con el estrecho de Magallanes y ser más cercano al océano. Así, en 1575 se traslada la Real Audiencia a Santiago concretándose tal situación en 1609. De todos modos, durante el gobierno de los Austrias, Concepción fue una provincia aparte de Santiago, pero dentro su la Capitanía General. De esta manera, la ciudad pencona se encargaría de resguardar el desarrollo capitalino mediante la guerra contra los mapuches en el Bio Bio, comenzando la rivalidad entre sus elites.
Ya en tiempo de los Borbones, Chile fue nuevamente dividida, pero conservando estas dos grandes provincias, pero pasaron a denominarse intendencias, la de Santiago y Concepción, cuyo limite con la primera era el río Maule[1]. En el fondo, Concepción estaba bajo un sistema centralista imperial, en el cual el gobernador de Chile administraba esta posesión en representación de la corona de España, función que se cumplía desde Santiago. No obstante, la lucha por la descentralización y la autonomía, sin perder el sentido de nación, se originaria con fuerza después de la independencia, en la cual Concepción haría gala de demostración de fuerza a los intentos centralistas.
En el primer día del año 1818, Ohiggins hace una declaración solemne de Independencia en al ciudad de Concepción, lo que se ratifica en Talca el 12 de febrero del mismo año. A pesar de este acto simbólico, el gobierno de Ohiggins fortalece la posición centralista –a pesar de ser origen provincial- en el proyecto de constitución de ese mismo año, el cual le daba poderes autoritarios[2]. Este poder que se ejercía, desde la capital origino en 1823 el levantamiento de Concepción, bajo la figura de Ramón freire, contra la capital y Ohiggins tuvo que abdicar al poder y partir al exilio. Comienza así un proceso histórico de gestación de los primeros ensayos republicanos, con un fuerte tinte descentralizador y de participación de las provincias. Así, nacen las leyes federales 1826, considerado el primer gran intento autonómico y de lucha contra el centralismo, donde Concepción tuvo un papel preponderante[3].
Ramón Freire, director supremo de la nación, llama a una nueva subdivisión administrativa para generar un mayor desarrollo, llamando a la opinión y visión provincial, estas respondieron médiate representantes que eran nombrados desde sus asambleas locales. En cierto sentido, existían poderes políticos resolutivos que intervenían en las decisiones nacionales, defendiendo los intereses locales abogando por una representatividad en igualdad con la capital.  Según Carolina Sahueza, Concepción acepto las iniciativas del gobierno central, pero expreso sus reformas, fundamentos y oponiéndose a cualquier intento que afectara sus particulares intereses. De todas maneras, se crea la sexta provincia de Concepción[4].
Este proyecto autonómico tenia varias ventajas, las capitales se alzaban como los centros administrativos de cada provincia, en donde residirían las altas autoridades provinciales, aunque esta particularidad tuvo alcances políticos al momento de presentarse la división del Estado y, más aún, con las pretensiones de establecer un régimen federal que buscaba, a todas luces, la descentralización. Además proponía que todos los cargos, incluidos gobernadores y curas párrocos, serían sometidos a votación popular. Este intento constitucional fue imposible llevarlo a la práctica, entre otros motivos, por la falta de recursos económicos y de comunicación interterritorial, así como por la inexistencia de información y cultura cívica para aplicar un modelo estadounidense en una realidad tan alejada de ella.
Aparece una nueva Constitución el año 1828, que era de corte liberal, la cual busca en cierta medida descentralizar de forma efectiva a la nación. De este modo, las asambleas provinciales tenían gran poder de decisión en las elecciones. Se estableció, que el gobierno y la administración interior de las provincias se ejercería en cada una por una de las asambleas provinciales y por un intendente. Las primeras estaban compuesta por miembros electos por el pueblo mientras que el intendente debía ser designado por el poder ejecutivo.


[1] Sanhueza, María Carolina, La Primera División Político-Administrativa De Chile,1811-1826. HISTORIA No 41, vol. II. Universdad catolica. Santiago. 2008.  p. 454. Ver anexo 1
[2] Montecinos, Egon. Antecedentes sobre la relación histórica centralismo y descentralización en Chile. Revista Venezolana de Gerencia (RVG) Año 10. Nº 31,  Universidad del Zulia, 2005. p. 446.
[3] Ibidem. p. 447
[4] Sanhueza, María Carolina, op. cit. p. 479, Ver Anexo 2

No hay comentarios:

Publicar un comentario