martes, 17 de agosto de 2010

La Imaginación Histórica en Collingwood II

Lo otro, es recrear el pensamiento del actor histórico, que son claves para una coyuntura histórica, comprender como una decisión es capaz de cambiar el curso de la historia, eso si, no de una forma historizante, contando todo con detalles, sino mas bien entregando una explicación al por qué de la coyuntura. Para el historiador las actividades cuya historia él está estudiando no son un espectáculos para contemplar, como en las ciencias naturales, sino mas bien una experiencias para vivir en su propia mente. La historia para Collingwood, en el fondo es recreación. Del pensamiento intelectualizado a conocimiento histórico.

Ahora que pasa con la acción no premeditada , ese comportamiento que fluye por inercia, o por reacción que se dan en una circunstancia. Pregunta que se hace Walsh, ya que las acciones físicas de los humanos, no equivale a un pensamiento intelectual elaborado, ya que en medio de ellos, hay sentimientos y emociones, ese es un punto en la cual Collingwood, no puede desentenderse. Es cierto que entrar en los pensamientos del general o del político y recrearlo es ciertamente factible, pero lo es solamente cuando el historiador no sepa o entienda de estrategia militar, geopolítica o bien de ciencias políticas. El profesor Walsh niega esa posibilidad totalizadora de construcción histórica, ya que hay otras variantes que no son tomadas en cuenta y no captan la totalidad del hombre. Pero no niega que lo interesante de la ciencia histórica, no es el exterior, sino el interior de los procesos históricos, pero no de forma intuitiva, sino más bien de una forma preparada. Por otro lado, el trabajo de la empatía con personajes del orbe occidental, es factible llevarlo a cabo, y así descubrir sus pensamientos, pero personajes que no pertenecen al mundo cultural del historiador, es poco factible, Walsh da el ejemplo de un médico brujo de las tribus africanas, ya que pertenece a un mundo diferente. Sería difícil entrar en empatía con él. Por lo tanto, se necesita la empatía a través de la experiencia directa e inferir por medio de la experiencia de segunda mano. Para el caso del medico brujo, se debe tomar herramientas de la antropología o de la etnografía. De esa forma. Walsh nos indica, negando en parte la propuesta de Collingwood “…la historia se interesa por las acciones y las experiencias de seres humanos del pasado. El historiador (…) trata de resucitar el pensamiento del pasado; pero no solo se interesa por las ideas propiamente dichas, sino también por el fondo de sentimientos y emoción que tuvieron la ideas ”. En esta aclaración, Walsh, reconoce que hay que rescatar la experiencia, lo que es llamado el exterior del acontecimiento, pero también en el interior, y no solo al pensamiento que ah sido planeado, sino que el hombre se conjuga de otros elementos no racionales que interfieren en los procesos históricos. Gardiner es aún más crítico, indica que las sentencias de Collingwood, en cuanto a lo externo y lo interno de la historia, es artificioso y engañoso, ya que para Gardiner se habla se cosas que se hicieron y porque se hicieron, y con respecto al pensamiento histórico, es una metáfora, que implica una especie de motor invisible. Gardiner reconoce la intuición del pensamiento histórico, pero se rebela a que sea un recurso monolítico para la epistemología de la historia. En esto Gardiner deja en claro que las dos vertientes pueden achicar sus diferencias, el positivista que busca los externo, el mundo externo que afecta al hombre y es por las reacciones, y del idealismo de Collingwood, que también el hombre actúa mediante motivaciones y sentimientos, ya que la historia trabaja con seres humanos.

Para comprender un poco más esto, hay que entrar a revisar sintéticamente el pensamiento de Gardiner. Este autor indica que es posible disminuir la brecha entre el sentido común y la explicación científica, ya que tratan de entender los fenómenos en diferentes niveles cognitivos, por lo tanto, las operaciones de causalidad en el sentido común no son tan precisas en el lenguaje científico, que busca los puntilloso o lo exacto, con respecto a un fenómeno a estudiar. Pero hay un punto que se reprocha de las ciencias duras, las que indica que en el estudio de los fenómenos no hay causas, la causalidad no existe. El estudio de la causa y del efecto. Por otro lado Gardiner, con respecto a la historia, reconoce que los acontecimientos son únicos, ya que son de gran riqueza y de complejidad irreductible, cosa que concuerda con Collingwood, pero se opone a él en el sentido que es posible clasificar, mencionar las causa de las revoluciones en general; puede hacer tal cosa a modo de guía para mostrar al lector el tipo de factores que el busca a los largo de su investigación. Puede señalar que la historia muestra que las revoluciones no ocurren de la nada, sino mas bien por procesos anteriores que se han ido cultivando sin ser percibido por su contemporáneos. Dicho de otra forma, los acontecimientos son únicos, pero hay ciertas directrices que se repiten en eventos similares, por lo tanto es posible su clasificación y generalización. En Gardiner hay algunos puntos importantes que acotar, en primer lugar, hay lugar en la afirmación de que el asunto de la historia implica el uso de categorías de explicación, parte de aquellas que hacer referencia a las leyes causales, si con esto se quiere decir tan solo podemos explicar la conducta humana en términos no causales, pero refuta que el comportamiento humano, puede interpretarse correctamente solo en términos no causales y en segundo lugar, que en la historia hay ciertas personas invisibles en las mentes, controlando las acciones humanas premeditadamente .

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